lunes, 31 de diciembre de 2007

El amor es locura (pura)

Si no me dejás tocarte ahora, sobran las caricias que brotan de mis manos. Y mueren en esta piel que busca, pide, grita, piel.

Qué desesperante es cuando en los sueños se te caen las monedas. No hay manera de agarrarlas.

Como cuando (en sueños) querés correr (y no podés avanzar),
como cuando querés gritar (y no te sale la voz),
como cuando querés defenderte (de ese hombre malo) y como lo querés más a él, que a vos, tampoco podés. Como lo de las monedas.

Pero por suerte, Saturno, recién tocó tu sol, mi sol, nuestro sol............y si bien no estamos salvados, diría que eso, es muy bueno. Tanto como tener hambre, nuevamente, y poder ingerir alimento y nutrirte y entonces no morir en el intento de vivir esta locura llamada amor, llamada desamor, llamada cambio absoluto de hábitos enfermos que nos mataban.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Mentalizada

"Al templo de mi cuerpo",
sólo QUIERO darle amor,
sólo PIENSO en darle amor,
sólo LE DOY amor.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Pasado

El pasado, sobre mi piel, como un tatuaje.
Adherido, como un traje de neoprene: pesado, mojado, grueso y duro.
Me molesta,
y no me deja avanzar.

Cuesta dejarlo atrás como el ayer,
como el día que pasó
y que ya no volverá.

Ella y los nombres VII

No podía concebir que un hombre de su edad, tuviera nombre "de grande". Una vez tuvo un novio que se llamaba Hectór, y su papá Agustín: "estaban los roles invertidos", pensaba ella. Hectór le parecía nombre de hombre grande y Agustín, de chico. Además el nombre Hectór mucho no le gustaba, y ella tenía ese problema que no podía superar: no podía amar a alguien si no le gustaba cómo se llamaba.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Ella (y el amor?)

Ella creía que:
esas piernas largas,
ese andar etéreo,
esos ojos que la reflejaban tan maravillosa,
podían ser también, una forma del amor.

lunes, 17 de diciembre de 2007

El Caballito (Blanco)

Citada a las 16 horas para la charla, son las 16.15 y aún no abren el negocio. Debe ser un hombre bueno, pero no me animo a tocar el timbre de la casa de al lado (que es a donde él vive). Acá la siesta es sagrada, como la misa de los domingos, como el darse dos besos, (uno en cada mejilla), como el "que andes bien", de cada despedida.
A los quince minutos escucho ruidos y se abre la puerta (la de la casa, no la del negocio). Es él, que sale con su bicicleta y una valija; se va "A llevar esta valija y a buscar un par de cierres que necesito. Si me espera, son quince minutos", dice. Si, claro, lo espero.

Mientras tanto observo a través del vidrio de la puerta, qué hay adentro del negocio, y encuentro de todo: cierres, retazos de telas; sobre el mostrador una pelota de cuero descansa desinflada de las patadas a las que está acostumbrada; pomada para zapatos, plantillas, cordones, hebillas de cinturones , alimento para perros, gatos, conejos, y "piedritas sanitarias"; cuchillos, con sus fundas de cuero, patas de rana, camisetas de diferentes equipos de fútbol, pelotas de metegol, de ping pong, pelotitas de goma, para rehabilitación.

Absorta, con la cara pegada al vidrio, mirando hacia adentro del negocio, como si del otro lado hubiera una juguetería llena de las cosas que más me gustaban de chica, y como si yo tuviera cinco años, mi impaciencia me llama la atención y me saca, bruscamente de ese recuerdo, me avisa que el tiempo sigue pasando y que el dueño del negocio no regresa. Cómo me cuesta, si yo esa tarde sólo tenía "programada" la charla con este señor, por qué me desespera tanto esperar en una calle de tierra, mientras el cielo me regala ese espectáculo, cuando va pasando del celeste, al rosa, al turquesa............Los quince minutos, se hicieron cuarenta y el hombre regresa sin la valija y quejándose por lo que tardan las mujeres eligiendo botones en las mercerías, y decreta: _"nunca pero nunca, voy a vender eso, tienen más vueltas las mujeres".
Por eso no coso, le digo yo. Ni cocino...........y ahí empieza a darme una clase magistral sobre cómo conseguir que algo salga rico o bien, agregándole Amor . Y me cuenta que su señora no ha sido muy afecta a la cocina: es que le falta "eso", que es el Amor a la cocina, dice, como no entendiendo cuál es el problema de agregarle ese toque nuestro, de nuestras manos. Y sabe que el problema de que a su señora no le salga bien ningún plato es que "ella en el apuro, mezcla todo, lo hace rápido, y no hay caso, queda diferente. Cambia y no hay nada que hacer. Cambia, recalca, si se hace con amor", y se le ilumina la mirada. Y menciona a modo de ejemplo esos tallarines con estofado que hacía su madrina, con justamente, tanto amor, que no había otros como esos.

Mientras me da esta "lección", abre el negocio y va sacando los carteles que dormían adentro, y los va colgando, uno a uno, convirtiendo lo que era una fachada prolija pero sencilla (sólo en blanco y gris) en un mural de esos dignos de ser fotografiados: ellos dicen, simplemente lo que aquí se hace:
"Se realizan composturas y se cambian cierres a camperas"
"Venta de alimentos para perros y gatos"
"Colocamos: ojales en cortina, broche en ropa"
"Hacemos cortinas de lona"

Cuenta que van tratando de buscarle la vuelta al negocio porque lo que es la talabartería en si, ya no funciona como funcionaba años atrás. La gente no repara tanto las cosas, o hacen reparaciones "caseras". Hoy en día en lugar de comprar una montura nueva, o reparar la que tenían, usan una frazada con una esponja forrada. O las riendas, son reemplazadas con cintas de persianas viejas o alguna soga que andaba suelta por ahí, en lugar de usar riendas de suela, como tendría que ser, como las que tiene el caballo, por ejemplo y me señala "al bicho".

El bicho es un caballo, (de madera). También lo llama "el animal", como si tuviera vida y él no quiere pecar de mentiroso, y se cubre ofreciéndome contar "la historia que a él el contaron": La reina Victoria hizo una visita a la Argentina en el año 1890 y le trajo de regalo al gobierno argentino, unos caballos de madera. De ahí y eso si, no se sabe cómo, fueron a parar a una talabartería llamada "La Argentina", ubicada en Buenos Aires. El señor Cassino, (primer dueño y fundador de la talabartería a donde me encuentro ahora, hablando con este buen hombre) viaja a Buenos Aires a comprar mercadería porque en "La Argentina" liquidaban todo, y compra entre otras cosas........el caballo. Ante mi sorpresa por el perfecto estado que mantiene "el bicho", me explica que lo van manteniendo, y me cuenta a modo de anécdota, que hace más de quince años se pintó de color blanco, por eso la confusión o creencia de mucha gente acerca del nombre de la talabartería: si es El Caballito, o El Caballito Blanco.

Entran dos señoras a comprar "argollitas con cadenita, para llaveros". Él responde que la argollita si, las cadenitas, no, pero se las puede proveer alguna casa que venda bijouterie. Quedan como suspendidos en el tiempo y cambian de tema repentinamente: ¿Qué salen esos hilos que tiene ahí colgando, son choriceros?...........Y él, con detenimiento, muy buena predisposición y por sobre todas las cosas, con mucho amor, les va mostrando cada uno de los hilos: éste es choricero, esos otros son para tejer al crochét. Vuelve la señora a las argollitas...............qué salen? quince centavos. Lo piensa y duda: son chicas, dice, pero igual las voy a llevar, resuelve.

Se mudó a este último local, el primer lunes de diciembre (de 2006). Lo construyó en parte de lo que era el patio de su casa porque el anterior, que era alquilado, se lo pidieron para instalar un ciber. Ahora a donde estaba la talabartería El Caballito, (sea Blanco, o del color que sea), ya no hay de retazos de lona, cierres, ni almohadones, esperando ser reparados por las manos de este hombre de andar cansino; sino impresiones color, cámaras web y juegos en red. Quienes están acostumbrados al correo electrónico, lo virtual y desechable, en lugar de reparar su vieja riñonera de cuero, seguramente compren otra, más moderna, con tela dry fit y colores estridentes en alguna casa de deportes, también nueva y ambientada al mejor estilo de las de Capital Federal, en este pueblo que duerme la siesta, eso si, religiosamente, y sigue usando el lampazo para limpiar sus veredas hasta dejarlas brillosas como una pista de baile en la que aún los bailarines no han posado siquiera un pie.

Un hombre viene a dejar su campera de trabajo para que le cambien el cierre y pregunta por la vitrina que está a la venta y por la que "para levantarla se necesitan cuatro personas, imagínese usted el material del que está hecha". Sale $ 500. -, nada comparado con los años, su historia y los secretos que ella "guarda" en su interior. Pero el cliente va por más, quiere la vitrina y además, quiere el caballo. "Ese no está a la venta", defiende el dueño al bicho, que no habla pero pareciera que mirara...........

Entra el proveedor de alimentos para animales pero el señor Carlos, "le tiene miedo al arroz"............"por los gorgojos", adivina el chico y lo tranquiliza diciéndole que "es una plaga de verano, tipo mosquito", pero no lo convence y Carlos le dice que en todo caso "ven la semana que viene, que por ahora, no".
Me gustaría aprender de él esa manera contundente, pero tan respetuosa, y por sobre todo, sin vueltas, de decir las cosas. De decir, no.

No hay ninguna reparación extravagante. La gente ya sabe que se hace aquí y que no. Hoy en día si llega una reparación “medio difícil”, él no la recibe, porque "nunca se metió mucho en lo que era el taller" y agrega orgulloso, que "esto en sus inicios fue hasta curtiembre", y sabían "exportar", como dicen acá, a San Luis, a menos de .........300 kilometros de ahí. Pero todo poco a poco fue decayendo, dice con cierta nostalgia.
Primero se trabajó sólo con cuero, después se han ido agregando carpas, lonas, después se agregaron las lonas para camiones, toldos de negocios, cortinas de lona. Y con respecto a la ropa, al principio, se reparaban solo camperas de cuero, el típico gamulán; luego se fueron agregando todo tipo de camperas e incluso otro tipo de vestimentas o carteras. Pero antes las carteras o cinturones eran de cuero y hoy, (él se enoja y con razón), "el material que utilizan es una porquería, cuerina o un pedazo de plástico". "Todo va cambiando", asume, y agrega no resignado, sino como quien aprender a vivir con algo nuevo: "nos hemos ido adaptando".

Hay pomadas para zapatos, tinturas, cordones, porque eso está relacionado con la talabartería, por estar relacionado con el cuero. Trabajan también el deporte y cuenta que en una época se trabajo muy bien con eso: camisetas, medias, incluso botines de fútbol. Hoy ya queda únicamente "lo elástico" y comenta orgulloso que "incluso los médicos de Rivadavia le mandan gente para la línea de rehabilitación": vendas, tobilleras, pelotitas de goma.

Él sabe que en Buenos Aires, no está tan ramificado, y el que se dedica a una cosa, se dedica a eso, únicamente, "en cambio acá, uno va agregando cositas y sabe que si no se vende hoy, se venderá mañana", dice con la sabiduría del que no le reprocha nada a la providencia.

Llega una mujer con un pantalón de corderoy "para reparar ahora mismo". Él busca entre las más de dos docenas de cajas "Snaps" que tiene en un estante y en menos de cinco minutos le coloca el botón que le faltaba. La señora se va con el pantalón reparado (por solamente un peso) y con su niño y su soldado verde que "no fue a Malvinas".

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Morir por una pizza

Esta carta la escribí y envié al diario CLARÍN a raíz del asesinato de Federico Edelman Anaya, que además de ser, en primer lugar un ser humano, era amigo de mi hermana desde que eran muy chiquitos. La carta fue publicada en el diario el viernes 2 de noviembre, y fueron muchas las repercusiones y la gente que me escribió al respecto. Lectores que ni siquiera conozco pero que como la mayoría de los argentinos, necesitamos la seguridad y la justicia tanto como el aire que respiramos...........(o para poder seguir respirando).

"CUANDO LA INSEGURIDAD NOS MIRA DE REOJO"

La inseguridad es, se sabe, cosa de todos los días. Pero si pasa a la vuelta de la casa de uno, y si encima, ese hombre que mataron por la espalda resultaba ser amigo de uno, la sensación de que "en cualquier momento a todos nos puede pasar", crece, se potencia, se agudiza. Y da miedo.

Mi hermana está impactada. _Tenía cara de dolor, dice, como sin poder creer que ese chico que dormía para siempre rodeado por maderas oscuras, era su amigo de la infancia.Te matan a un amigo "porque si", dice de nuevo, sin poder creerlo, presa de los brazos del impacto que nos provoca la muerte, llegue de la manera que llegue, anunciada o repentinamente.

Recién esta noche, cuando todos, como si nada, nos estemos preparando para empezar mañana una nueva semana, se cumplirán sólo tres días, sólo dos noches, sin Federico y sus sueños: nunca más se reirá, nunca más cantará, ni comprará el pan, nunca más regresará del trabajo para abrazar a sus amores: su mujer y sus hijos. Su hermana se quedó sin su único hermano. Su mamá y su papá, hoy están sentados al lado del cajón, velándolo, como hace años, "velaban" sus sueños al lado de la cuna. Y su abuelo, se preguntará qué sentido tuvo vivir tantos años, para ver morir a un nieto. Para ver como le arrancaban en un segundo, sangre de su sangre.
Inexplicable.
Ridículo.
Irónico. Pero no imposible, y al contrario, cada vez más común y frecuente en esta Argentina que cada día llora a más de una víctima de la inseguridad que nos rodea como el aire que respiramos. Cerca, latente, amenazante.

No le quitaron ni plata, ni electrodomésticos de los más caros, (ni de los otros), ni alhajas. Le robaron, para siempre, el más preciado de los bienes, el que no tiene absolutamente ningún precio, pero el que tiene el mayor de los valores. Le quitaron su vida. Por la espalda. Porque si.

Federico era una persona de bien. Educado con valores. Era una persona con buenos sentimientos, con sueños. Mi más sentido pésame para su familia. Y para él, una estrella especial, para que en el cielo, y lejos de la violencia de las calles de esta tierra, a la que lamentablemente nos estamos acostumbrando, su cara ya no refleje el dolor que aún tenía a pocas horas de que delincuentes feroces le robaran todo. Y un pedido especial, reiterado, de justicia, a las autoridades, que pudiendo hacer todo, o al menos algo, se hacen los sordos.

Aforismo

Cuando amás a un hombre malo, sufrís.
Y si sufrís, no tenés hambre.
Y si no tenés hambre, no comés.
Y si no comés, adelgazás.
Mucho.
Mucho son como siete kilos.
Como siete kilos menos de vos por la vida, esparcidos vaya uno a saber dónde.
Siete kilos menos de tu cuerpo, de tu esencia, de tu materia.

Siete kilos menos de mi, que se me perdieron.
(Y no los puedo encontrar).

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Ejercicio del taller del sábado (sin terminar)

Estaba con su mamá, embalando la vajilla. Todo estaba teñido de negro, (por el diario con el que la envolvían). Ella tocaba el mimbre, liso, claro............_Lauri, guardá tu muñeca en el canasto que está en tu cuarto.
_No se muere mamá, ahí encerrada?
_No, no se muere, ella sabe respirar adentro de un canasto. Además, el mimbre tiene agujeritos por donde ella puede hasta ver. Verte. Es hasta mañana nada más, cuando la pongas a dormir en tu cama de la casa nueva.

Ella y sus trenzas doradas, recorrían el departamento semi vacío, iluminado por el sol, que entraba decidido sin ser filtrado por las cortinas, que ya descansaban en una valija vieja.

_Las cortinas en canastos no. Las cortinas y las toallas, van en valijas, decía su mamá mientras se terminaba de sacar con los dientes el esmalte rojo carmín que se le había saltado en una de sus uñas:_odio el rojo, se quejaba, se te salta una puntita y ya se nota, ya queda mal.

_En la casa nueva, también vamos a ser una familia, mamá?, preguntó ella, soltándose las trenzas.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Escribo en sueños

Enfrente de nuestro "departamento tipo casa", del primer piso de esa zona pobre, había un registro civil, y arriba del registro, una cárcel.

Nuestras ventanas que daban a la calle, tenían los vidrios del lado de afuera y las persianas del de adentro. En esa zona pobre se armaban peleas y podían rompernos los vidrios aunque tuviéramos las persianas bajas, y eso era un problema porque cuando eso sucedía, (y sucedía seguido), después, aunque tuviéramos las persianas bajas, pasábamos frío porque los vidrios estaban rotos. Además, para abrir y cerrar las ventanas, teníamos que si o si, levantar las persianas.

Él era un piloto de avión y a pesar de estar recién llegado de unos de sus vuelos internacionales, tenía, cosa rara, intenciones de conversar conmigo. Sentado en el sillón del living, aún vestía su uniforme azul y blanco, con ese escudo dorado que tenía su camisa en el lado izquierdo del pecho.

_Vos ahí tenés tu escudo, yo de ese mismo lado tengo mi corazón, le decía yo sentada en la alfombra, con la espalda apoyada sobre la mesa ratona, el pelo recogido, descalza, con esas medias con lunares, viejas pero no rotas, que tengo desde hace tantos años, terminando de tomar mi leche chocolatada y haciendo ruido con la pajita, porque me gusta tomar o hacer de cuenta que tomo, aunque no quede más.

_Es difícil, no es fácil, decía él, refiriéndose a las relaciones entre hombres y mujeres, como si con eso hubiera descubierto América.

Se tocaba el pelo, negro, demasiado largo para ser el pelo de un piloto, pero prolijo, eso si.

Un amigo de la infancia me abrazaba, provocando a mi novio piloto, que se hacía el que no se inmutaba, aunque no podía disimularlo por la manera nerviosa de llevarse las manos a la cabeza, pero en el fondo, si, le reventaba que mi amigo de toda la vida me rodeara con sus brazos largos la cintura.

Julia comentaba que a la tía Betty, que era arquitecta pero en mi sueño hacía de juez de paz, le habían sacado unas fotos que habían sido publicadas en un diario de Italia. Qué interesante, comentaban otros a coro. Si, qué interesante.............(Siempre quise conocer Italia).

Sale una pareja del registro civil. Agarrados de la mano, no se sabe si por amor o por miedo a resbalarse y caerse al pisar el arroz que sus familiares y amigos les lanzan emocionados . Todos vestidos de manera elegante: trajes, pañuelos en la solapa, sandalias con tacos, sombreros, moños.

En esa misma vereda, familiares de los presos (de la cárcel que se encuentra arriba del registro civil), esperan, también emocionados, que algún padre, hijo, marido, o amante, se asome por alguna de esas diminutas ventanas desde donde una vez por semana pueden ver, como si fueran diapositivas, la vida de los otros.

Ellos también llevan pañuelos, pero no en la solapa, sino en la cabeza, para ocultar así el cuero cabelludo engrasado de tanta torta frita hecha en esos cuartos de dos por dos en los que viven más de diez personas, y que después venden en el tren camino a ver a sus presos que viven del otro lado del muro, del otro lado del mundo.

(Yo seguía en mi living, con mi piloto que insistía con el tema de lo difícil de las relaciones de pareja y mi amigo de toda la vida que ahora ya no me rodeaba la cintura, sino que me hacía masajes en los pies, que ya estaban sin las medias viejas, y se reía, (de él).)

Al ver ese espectáculo desde mi ventana, yo corría hacia mi escritorio, tomaba papel y lápiz y escribía: "el arroz que les tiran a los novios al salir del registro civil , es el que juntan los familiares de los presos (que esperan verlos asomarse) porque eso lo único que tienen para comer. Cuando no hay casamiento, los presos no comen. Se mueren de hambre. Y de tristeza".

sábado, 3 de noviembre de 2007

Mujer de nadie

Lavaba los platos y lloraba, ignorando el verde del jardín, sin entender cómo habían ido sucediendo las cosas para llegar a ese momento en el que ya sin él, su marido durante veintitrés años, su primer novio y único hombre, tendría que encarar su vida.

Para quién haría los agnolotis de los domingos, con crema. Para quién el flan casero, mixto. A quién le plancharía las camisas, de ahora en más. A quién esperaría despierta, hasta la madrugada, venciendo el sueño, cosiendo botones en los guardapolvos de sus hijos, o acomodando los libros en la biblioteca. Hacer todo eso sin esperar a nadie, no tendría sentido ya. Y tantas cosas no tendrían sentido, ahora que era, mujer de nadie.

Una mañana se despertó y sintió que todo tenía otro color. Tenía ante sus ojos todo ese verde que al que le dio la espalda cuando lloraba sin consuelo.
Cambió el pijama por una pollera negra y una remera. Ni tan corta una, ni tan escotada la otra, (no todavía , se dijo frente al espejo, que le devolvía unos pechos turgentes aún, a pesar de los años y las penas del corazón). Se peinó, se maquilló, se puso aros nuevos y un collar que no le había regalado él. Se subió a unos tacos tan altos, como para poder alcanzar con ellos, su sueños, que sobrevivieron a la congoja. Y se fue a la milonga. A buscar nuevos sentidos.

lunes, 29 de octubre de 2007

Ella y nos nombres VI

Se preguntaba qué pasaría si una nena llamada Dulce o Linda, resultaba ser de grande, fea o malhumorada. Ella decía que ese tipo de nombres era mejor ponerlos más adelante, para ir viendo cómo era uno, no sólo físicamente sino también en su personalidad. Y con esto de la personalidad, a ella le parecía que algunas personas mayores eran como desautorizadas por sus nombres: ¿Cómo respetar a un jefe de cincuenta años, llamado Lucas? Al menos ella creía que Lucas era nombre de nene, de adolescente como máximo, pero no de adulto.
De la misma manera no podía concebir la idea de un bebé que se llamara Susana, Elsa, Haydee. Le parecían nombres de adultos.
Ella pensaba que debía haber nombres para cada edad o etapas de la vida: niñez, adolescencia, adultez. Sol le parecía hermoso como nombre de nena, pero no podía pensar en esa misma nena (con ese mismo nombre) cuando fuera abuela.

martes, 23 de octubre de 2007

Morir de amor

Quiero encontrarte, con el pelo suelto y a cara lavada, en ese departamento, que es nuestro paraíso perdido, o nuestro templo encontrado, le dijo él, a miles de kilómetros de distancia, pensando en un futuro, próximo encuentro, con ese cuerpo que amo sólo una noche, varios años atrás.

Ella le contó con dedicación y con lujo de detalles todas las bombachas estaba coleccionando, destinadas a lucir para él en ese encuentro tan esperado: con plumitas, con flores, con angelitos, con una sola tirita, con dos, otras más grandes y no por eso menos sexies, como las de antes, de encaje, de puntilla, de gasa, de tul, lisas, estampadas, en colores claros, oscuros, pasteles, estridentes.

Él, que amaba esos calzones de puta, sin embargo, le dijo: cuánta variedad de bragas me abruma, tal vez te prefiera desnuda, corazón.

Corazón: Así le decía él, y así ella amaba que él la llamara.
Corazón.
Sintió que le empezaba a latir muy fuerte.
Que se le salía del pecho.
Y murió.
De amor.

(Sin poder estrenar esas bombachas).

lunes, 22 de octubre de 2007

Garganta

En el cielo las estrellas
en el campo las espinas
y en el medio de mi pecho..........
mi garganta

rencorosa,
roja de furia,
como mi corazón,
agazapado entre las brasas
del amor que aún:
duele
molesta
sufre
y arde
entre las llamas apagadas
del fuego que una vez fuimos

jueves, 18 de octubre de 2007

Sueño de siesta (extendido)

Ella abrazaba a un chico, opaco y liso.
Él se quedaba inmóvil, inerte.
Ella le dijo: vos no tenés sol.
Él le respondió: se me rompió.

Ella se vio reflejada en el cielo cubierto de nubes de ese chico triste.
En sus vidrios empañados.
En su agua turbia.

lunes, 15 de octubre de 2007

Sueño de siesta

Ella abrazaba a un chico, opaco y liso.
Él se quedaba inmóvil, inerte.
Ella le dijo: vos no tenés sol.
Él le respondió: se me rompió.

Tal vez ella era ese chico.

lunes, 8 de octubre de 2007

Remeras negras

Surgía una salida para ir a bailar.

Yo me probaba ropa para salir. Manchaba cada remera negra que me ponía, con desodorante, blanco. Ese que "no mancha la ropa". Hasta en los sueños me persigue la mancha con desodorante. Me la sacaba. Manchaba otra. Me la sacaba, manchaba otra, y así hasta vaciar todos y cada uno de mis cajones y entonces, sobre mi cama, además de papeles, la cartera dada vuelta, los pañuelos de papel usados (y los sin usar, pero con ese paquete destrozado que me da tanto asco........) ahora también había remeras negras. Manchadas de blanco.

En el living, estaban mis apuntes, carpetas, libros, todos tirados. Se levantaba viento y se volaban. Me desesperaba.

En el baño, también había dejado cosas desparramadas.

Todo era un caos.

Me volvía a probar más remeras negras, que no se de dónde habían salido, pero ahí estaban, esperando ser probadas. Y manchadas. Con desodorante. Blanco.

Llegaba la hora de irme a bailar.
La fobia al encierro de esos lugares, el humo, la música tan fuerte, los hombres que te preguntan de qué signo sos o siempre venís a bailar acá, hizo que me despertara.

Menos mal, no sé con qué remera hubiera ido finalmente. No me quedaba una sola sin manchar. Con desodorante.
Blanco.

Preguntas

¿Cuáles eran mis sueños, con vos?
¿Cómo son mis sueños, ahora que no estás?
(No al lado mío)

¿Cuál será tu sueño, sin mi?

¿Me soñás?

Yo si.

(A veces).

sábado, 6 de octubre de 2007

La migraña

Es una vincha de clavos.

Que no te deja ver.
Ni oler.
Ni hablar.
Ni sentir.
Ni respirar.

Que te detiene a cada paso que intentás dar.

Y duele mucho.

Y no se pasa.

Y te querés morir.
O al menos, querés poner la cabeza debajo de un tren.

viernes, 5 de octubre de 2007

Ella y los nombres V

No le parecía muy apropiado que a un hombre lo llamaran Nardo o Jazmín, porque si bien Jazmín, (ella lo sabía), era nombre para ambos sexos, Jazmín era una flor y era por lo tanto, femenino. Pensaba que era mejor que los llamaran Ciruelo, Palo Borracho o Pino, que son nombres de árboles. Pero ella tampoco sabía si existían como nombres.

Y ella está

Sola en el mundo,
con su maleta
y su tristeza.

(Y una canción desesperada que puja por nacer).

sábado, 29 de septiembre de 2007

Aférrate así, mujer

Él le dijo: me gustan tus pies, y la forma en la que con tus talones, te aferrás al piso, al suelo, a la tierra. Como si quisieras hechar raíces, le siguió diciendo, mientras la miraba, perplejo. Ella sintió que crecía, como un árbol, hacia arriba, bien arriba. Sus brazos como ramas largas, que se extendían hacia el cielo, como queriendo atrapar algunas estrellas, la luna.

Y sintió que le crecía el pelo también, como en ese sueño en el que se vio con esa cabellera entre rubia y castaño claro, natural, sin tinturas, como en la época en la que aún no había descubierto el engaño, la mentira, la traición.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Sin título

Triste e inapetente.
Deshidratada.
Descalza.

Intentando recoger mis sueños, que yacen desinflados como globos, en el piso.
Arrugados.

Sin hambre.
Pero con sed de renacer.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Ese jardín

y se lo pude decir al final, a la señora esa que arregla su jardín con tanto amor..............todos los días que paso por ahí la veo a ella con sus guantes de goma, su cabellera, rubia como el sol, y quería decírselo, y no podía, lo tenía ahí, atrapado en mi garganta, y al final el otro día pase y le dije, gracias, señora, por cuidarlo tanto, porque es lindo pasar por ahí y encontrarse con esa "naturaleza viva" y dan ganas de quedarse parada, observando esa mata de plantas, las flores, ordenadas como........... alfabéticamente, así que gracias, señora, le queríamos decir hacía tanto tiempo con mi mama, a ella también le encanta su jardín, porque cuando pasamos comentamos las dos, casi simultaneamente, que lindo tiene el jardincito esta señora, como lo cuida. Como un tesoro, agrega mi mamá, y si, allí a donde esta tu tesoro, tendrás el corazón...............

martes, 25 de septiembre de 2007

Yo Afectado Negativo

Tu estudio de teatro en La Paternal será muy pintoresco, y esa casa antigua, con esa santa rita colmada de flores, sera imponente, pero no podés poner en el baño un cartel que dice, (y encima en letras rojas): "Si estás indispuesta (indispuesta), no arrojes apósitos en el inodoro". No hacía falta aclarar "si estas.....", con pedir que "esas cosas" se arrojen en el cesto de basura, alcanzaba y sobraba.

Fui a averiguar por los cursos, no a que me dieras una clase magistral de autores de este y del siglo que pasó. Me tuviste ahí, encerrada en penumbras por más de dos horas. Me estaba aburriendo, tenía hambre y en mi casa me esperaban y yo ahí, sin poder hacer un llamado, ni pedir auxilio.
Es que tenía en la cabeza sólo lo que leí en el diario: que te cogés a tus alumnas, y a una de ellas, hasta la embarazaste. (Bueno, ella también estaba presente en el acto, "se embarazó", podría decir, pero en este caso, vos con...............más de sesenta años y "manchitas en las manos", ella con apenas diecisiete, no me sale otra cosa que decir que el que hizo eso, fuiste vos).

Ella pasó al frente, justo en mi primera clase, e hizo un "yo afectado", a mi entender, patético. No me gustó ni un poco. No le creí nada cuando lloró y vos elogiaste, justamente, esa parte: la del llanto ese tan deplorable como el que hace una de esas adolescentes que recién están empezando a trabajar en televisión, en esas series llenas de canciones pegadizas, merchandising e historias sin contenido (es evidente que te la seguís cogiendo, si no, no hubieras aplaudido con lágrimas en los ojos esa escena digna de no haber salida nunca pero nunca al aire).

Y sabelo: ese primer día, el de la "clase de prueba", te mentí: no tenía que ir a Ezeiza "a recibir a un familiar que llegaba del exterior". Dije eso para poder escaparme de esos ejercicios de relajación en los que decías frases como: "abran esos culitos", o "los culitos bien abiertos, bien flojitos"............mientras hacías gestos con las manos..............yo pongo el culo flojo para quien se me antoja, no para hacer un ejercicio pedorro en tu estudio de "La Paternal".

Ah, y el café que vendes en el "bar" que armaste en el hall de entrada, era chiquito, caro, y encima, estaba quemado.

viernes, 21 de septiembre de 2007

3

Era la casa de los abuelos. También esta vez, como en el pasado, como en la época en la que era chica y todavía me daban miedo los payasos y me desesperaba que no volvieran a buscarme. Pero no vivían ellos ahí, sino otra familia.

En la planta baja había adornos y muebles desconocidos, pero pude encontrar desparramadas por ahí las tres estufas que nos calentaron este invierno, allá en el campo. El baño si, se mantenía como el de la casa original. Los azulejos celestes, el lavatorio, la bañadera, el bidé, azules. Entraba a lavarme las manos y al tocar una canilla me manchaba la mano con mierda.

Ella estaba arriba, y como siempre, vivía entre otras pocas cosas, para controlar el gasto del teléfono, y yo tenía miedo hasta de llamar a un número gratuito. Pero era urgente, necesitaba hablar con aquel señor, para combinar como hacíamos para que me diera el dinero que me debía.

Él estaba ahí, mudo, inclinado hacia atrás, sacando panza, con las manos en los bolsillos, como cuando está aburrido o para tocarse las bolas, no se. Frunciendo los labios como cuando algo lo incomoda y con esa cara de "la vida no me sonríe hace tantos años y aunque me sonría yo le saco la lengua".

Una mujer, (una chica), que yo no conocía, se desplazaba por el living como dueña y señora y encendía las estufas "porque acá hace un frío de locos, acaso ustedes no se están congelando?"

A mi no me gustaba para nada que ella estuviera ahí, con aires de mala de telenovela, disponiendo más que yo y tomando decisiones aunque fueran sólo relacionadas con la temperatura del ambiente. Yo estaba medio perdida. Me sentía de más.

Algo había muerto.
Algo olía mucho a mierda.
Pero aún yo no decidía irme.
Hasta cuándo?
Qué asco.

2

Hoy soy un pez,
que contra la corriente,
intenta nadar en el desierto
de tu amor ausente.

1

Te cuento que:

Por momentos se me hace la luz, y si: nunca más, imposible pensar en eso, en soportar, aguantar, escuchar, quedarme ahí como un tacho de basura en el que el otro descarga toda su mierda, la que tiene contra el mundo, en mi cesto de sangre, huesos y carne.

Por otros (momentos) puedo sobrepasarlo; duele y hiere, es sincero y es cruel, te atraviesa pero no se te instala.........al menos no en los huesos, si en la piel, un poco........y lo vas sobrellevando y aprendes, te adaptas a ser feliz "a pesar de" y "no con" y total, "si es otra manera del amor"....... "lo que pasa es que no hay amplitud de consciencia", y si, tenés razón.......pero yo, acaso, soy tan amplia?

a veces si

otras no

viernes, 14 de septiembre de 2007

Sin título

Anoche de nuevo, estuve visitando la casa de mis sueños. Y pude ver, palpar, oler, sus paredes, sus pisos, sus rincones..........Me asomé al jardín desde la ventana de la cocina y espíe el verde, imponente. Cerré los postigones cuando llegó la noche, porque además la casa quedaba sola. Nos íbamos todos de viaje. Juntos.
La menor, era más chica que ahora. Ellos estaban juntos. Yo.........seguía pensando que "menos es más" y que para evitar los vómitos en el avión que nos llevaría a nuestras últimas? vacaciones compartidas, lo mejor era no comer. (Como siempre con o sin avión de por medio).
En el camino hacia el aeroparque nos cruzábamos con familiares con los que estábamos distanciados, y como si nos hubiéramos reencontrado después de una gran tragedia, y nos arrepintiéramos del tiempo no compartido y nos olvidáramos de lo sucedido, nos saludábamos con emoción en la mirada y con abrazos que todavía siento: digna de ser utilizada la imágen en una película de algún director que está por debutar en la industria cinematográfica.
Nos habíamos olvidado algo (no recuerdo qué) y yo volvía sola a la casa, que estaba oscura, sucia, desordenada, casi en ruinas. En la mesada, en la pileta de la cocina, en la heladera, en el comedorcito, sobre la mesa de algarrobo, que aún hoy respira y habla y llora, había potes, compoteras, fuentes redondas, rectangulares, chicas y grandes, con arroz con leche (me quiero casar?). Eran pedazos duros de arroz, (como pedazos de tierra seca), con canela desparramada por arriba. Agrietados, coajados, endurecidos. Como nuestros corazones en esta relación. Hoy.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Castaños sensuales y ganas de escapar

Llegás de afuera y tenés que teñirte, o si no "tenés que", aprovechas para hacerlo porque a Mendoza no te llevaste ni el número de la última tintura que te hiciste, ni los guantes esos de goma, naranjas, que eran de cocina y están pinchados pero que para teñirte, sirven (los que traen las tinturas , esos de "bolsita", no hay que intentar usarlos, siquiera). No te llevaste la cofia, ni la toalla toda manchada que usás para ponerte en los hombros, agarrada en el medio con un alfiler de gancho, ni la camiseta esa vieja que te ponés abajo, por si la toalla se corre, como siempre pasa.

Vamos a ver que tal queda el "castaños sensuales" combinado con el "azules tétricos" de mis ojeras. La chica de la cajita luce tan bien..............en cambio vos, te sentís desenergizada, desvitalizada. Pedís turno con el homeópata y le rogás que te de dosis al por mayor de Ignatia (que sea 100), globulitos en frasco de medio kilo y gotas en damajuana.

Mientras esperás que el tiempo pase y puedas ir a lavarte y por fin saber cómo quedó, estás por llamarlo por teléfono, (a él), pero desistís. Te acordás de eso de: "la escritura como un límite", te quedás en silencio, te escuchás y escribís:

Cosas que nunca harías:

.tomar café en un velorio

.usar esos bolsos "pañaleros", rosa bebé, celeste o verde agua (éste último, menos que menos), con osos y globos bordados

.llevar a tu perro a un grupo de perros que se juntan en la plaza Devoto (en realidad esa plaza se llama Arenales, pero a vos te gusta llamarla así, igual que el barrio en el que como un árbol centenario, está plantada, como si fuera el corazón de los que ahí nacieron, de los que viven, de los que sobreviven.........) y decir: "somos los papis de estos perruchis que los domingos se juntan en esta plazucha a jugar"

...........encima si lo llamabas, ibas a manchar el tubo del teléfono con esa mezcla entre marrón y verde que además de estar en tu cabeza, chorrea por tus orejas, por la frente (esa gota que te pica, que te irrita, que te molesta. Persistente. Como esas palabras que no te hieren pero que igual, te rompen las pelotas)..........los ojos.

Controlo el reloj compulsivamente. Desde el día que mi tía se hizo el Henna y le quedó la cabeza como una zanahoria porque se lo dejo más tiempo del indicado, que temo (mientras que con la tintura puesta, lavo ropa, tomo mate, leo alguna nota del diario que el fin de semana dejé "para después"), olvidarme del tiempo. No es la frase: "le quedo la cabeza como una zanahoria", lo que marcó mi infancia, sino lo que mi tía, mi mamá, la mamá de mi tía, la mamá de mi mamá, decían al respecto, abordando el tema en cuanto cumpleaños, asado, reunión familiar hubiera. Cuando descubrí que en realidad, no era tan grave, sino que simplemente le había quedado el pelo demasiado naranja, tuve la sensación de no haber entendido alguna parte, de haberme perdido
algo.

Cuarenta y cinco minutos. Pasó lo que imaginaba: no quede como la chica de la caja y me siento más desenergizada y desvitalizada que antes de empezar, porque con el castaño que no es tan sensual pero sí se ve más fuerte, el blanco de la cara, los poros dilatados, el azul de las ojeras, se notan mucho más. Además las raíces me quedaron rojizas, las puntas marrones, el medio, negro........(pensamientos: por qué me niego a ir a esa colorista a la que va mi mamá?, es que el nombre: "colorista", ya me pone mal. Además ahí me tengo que quedar sentada, no puedo lavar ropa, tomar mate o leer el diario mientras pasa el tiempo, aunque me vendría bien, así me quedo un poco quieta).

Y lo único que tenés en mente es irte a una playa, a tirarte panza arriba, para hacer sólo eso: esperar ver salir el sol, esperar que se vaya a dormir, para al otro día, verlo salir, nuevamente y ser sol con él. Y olvidarte de todas esas cosas que no te gustan, que te angustian y te hacen mal.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Preguntas

A dónde estaban mis sueños antes de que yo apagara mis ojos.
A dónde van a parar cuando me despierto, y los enciendo.

Y por qué los abandono. Los dejo tan a la deriva, cuando sueño despierta.

Pertenecer (o no)

Tenía, mi casa de mi mamá, mi casa de mi papá, mi casa de mi novio, mi casa mía............ Departamento en Palermo. Perfecto para una recién independizada. Antiguo pero modernizado por un arquitecto, su propio dueño. Techos altos, con molduras redondeadas, acogedoras, como si al entrar te recibieran diciéndote: bienvenida. Me enamoré ni bien entré. Del departamento. Y de él. Apretón de manos, una sonrisa, varias miradas directo a mis tetas, y a mi panza, que se asomaba inapetente, entre el pantalón negro y la musculosa celeste, de lycra, y "trato hecho". Te dejo hasta las sábanas puestas en la cama, la licuadora que no funciona, planos de la época de facultad en el placard, algunas camisas colgadas (no te molesta no?), cuando regrese a la Argentina me llevo todo. Y te llevo a vos. O no me voy nada y nos quedamos los dos. Después vemos.

Ahora mi papá vive en el exterior con su nueva esposa y mi hermanito. Mi mamá vive en la casa de su marido. Mi hermana se independizó. Mi novio se mudó a Mendoza y "esta también es tu casa" y "te super agradezco tu generosidad", pero yo no la elegí. Ni elegí esa mesa de madera clara, ni esas sillas, tan pesadas y poco saludables (cómo algo que tenés que mover todo el tiempo, para sentarte, para pararte, resulta más pesado que tu propio cuerpo. Ridículo). No elegí sus cortinas, ni la alfombrita del baño, con una flor en el medio (yo quería aquella otra con un pez, aunque ésta no está tan mal). No elegí la estufa de "leños" artificiales. Que atentado al buen gusto, a la estética, leña que no es leña. Como dejar las flores en un florero, pero con el celofán en el que vienen envueltas. Como ponerle una funda negra al sillón que compraste, blanco. Como usar una remera con la etiqueta puesta.

Esta vez voy a llevar mi exprimidor blanco y rojo y esa ensaladera, que me regalaron cuando me fui a vivir sola y sí tenia mi casa (mía). Como una manera de intentar tomar posesión, sentir que pertenezco un poco a esta casa tuya, que "también es tuya" (mía), pero no tanto. Así como lo intento con esa lata de café edición limitada que usamos de portalápices y que en ese rincón de la biblioteca intento convertir en mi lugar, con mis marcadores, mi cartuchera, la abrochadora (también tengo una abrochadora que va y viene conmigo cada vez que viajo). Algunos objetos desparramados por ahí, como por descuido, pero no: demaquillante de ojos en el botiquín, un par de aros y una cadenita, en una caja minúscula sobre la cómoda.

Yo voy y vengo por elección propia, con mi almohada y mis bombachas, con mi exprimidor blanco y rojo, mi ensaladera, mis guantes de lavar los platos. Marco territorio con mi lata para los lápices y cuando me vuelvo decido, si la dejo ahí o me traigo esa parte de tierra conmigo. En cambio, María no pudo llevarse ni siquiera su muñeca. La única que tenía y la única que quería. Su más preciada beba sin llanto. No hubo tiempo, la muerte asechaba. Volvió quince años después. Y no la encontró. Y todavía la busca en cada vidriera. Y todavía la llora.

domingo, 9 de septiembre de 2007

De la película de recién

Él tenía una hermana, "hermosa, una princesa". Y un hermano mayor, que lo hacía reír.
Tenían un pedazo de tierra. Y una vaca.
Su padre se fue a combatir. Nunca volvió. Murió.

Un año más tarde, la sequía los privó de la vaca (y del alimento que ella les proveía).
Recorrieron kilómetros a pie (en búsqueda de una esperanza, o fue justamente la esperanza, la que los hizo recorrer tantos kilómetros?).
Su hermana murió de agotamiento y enfermedad. Un montículo de tierra y una cruz en medio del desierto. Ni siquiera sabe a dónde está enterrada (parte de su sangre, agregaría yo).

El agua estaba en el otro extremo. Y allá se fue él, con tres monedas que le dio su madre y un bidón. Le sacaron el dinero pero no le dieron el agua.
Lloró. Su hermano acudió a ayudarlo, a defenderlo. Se armó una pelea, todo el mundo se apartó y su hermano murió:
Por un bidón.
Por tres monedas.
Por su culpa.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Las horas

A ella los relojes le mostraban las horas que ya habían pasado, no las que estaban por llegar.

Ella le tenía miedo a las horas feas. Ella quería que volvieran las horas lindas. Las horas del otoño. Las horas suavecitas. Las de cuando la abuela la saludaba cuando se iba a la escuela. Y las de cuando ella jugaba en la vereda y alguien la llamaba para entrar a merendar. Las horas de las pelusitas del paraíso y del olor a pollo.

No quiere horas feas desde que tiene pesadillas, y si quiere que cuando se despierta, alguien le diga qué hora es, porque ella se despierta y no sabe a dónde está y eso la desespera y le recuerda nuevamente el tiempo que ya pasó y las horas feas, no las que vienen que son lindas: las horas del "después".

sábado, 25 de agosto de 2007

Ella y los nombres IV

Ahora también se pusieron de moda nombres que por ejemplo, en Mapuche, quieren decir Viento, Fuerza, Mar. Se preguntaba, si el significado era lo que les gustaba, por qué no les ponían a sus hijos directamente así: Viento, Fuerza, Mar. Quizás no estaban permitidos como nombres de personas, como antes pasaba con Lola, pero ella, eso no lo sabía.

viernes, 24 de agosto de 2007

Buenos Aires me mata.....

..........de sueño.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Velar a la muñeca

Era un departamento demasiado chico. O más bien, chico en relación con la cantidad de cosas que había adentro. En uno de esos cuartos, que se veía aun mucho más chico, para las muchas más cosas que lo habitaban, había una cómoda, típica de esas de antes, con cajones y un vidrio que cubría toda la superficie de madera. La gente en ese espacio (entre el vidrio y la madera), suele poner fotos, la estampita de algún santo (el de "las causas urgentes" por ejemplo), o el recuerdo de los bautismos y las comuniones de nietos propios y ajenos.

En la cómoda y en las paredes de ese cuarto, había fotos de mis dos tías abuelas maternas (las dos que hoy están vivas), de cuando eran jóvenes. Velaban, en una de esas fotos, a una muñeca articulada (al mejor estilo Barbie), que era la réplica de una vedette devenida en actriz y gurú de Sai Baba, que había formado parte de "las chicas del" capocómico que murió al caer desde un balcón frente al mar, que ante tremendo espectáculo, se quedó perplejo.

(Aún recuerdo los puestos de diarios y revistas de ese año, de ese verano, plagados con fotos que lo mostraban a él, tirado en el suelo, y de cómo me impresionaron sus ojos, esa mirada desorbitada, de cuando la muerte aparece de repente, sin avisar, te sorprende, te encuentra dormido).

En las fotos, mis dos tías abuelas, ponían cara de "no somos nada", "a dónde fuimos a parar" o " qué se le va a hacer". Ellas lo sabían: el velorio era una parodia, de hecho, la muerta era una muñeca articulada, (con su larga cabellera rubia, platinada, atada en una colita bien alta, prolija, super tirante), que ni siquiera sabía lo que era estar viva.

Y dentro de esa parodia, vestían más para un casamiento al aire libre que para un velorio: vestidos blancos con flores de colores. Los labios de rojo intenso, verde, rosa y celeste, en los ojos, peinados recogidos, inmortalizados con cantidades exageradas de spray.

Yo era muy chica (tendría cinco o siete años) y al entrar a ese cuarto atestado de cosas (entre tantas, también había una jaula en la que "vivía" un canario de peluche), no entendía al ver las fotos, cuál era el sentido de "jugar" a velar a una muñeca que nunca había nacido.

En el living de ese mismo departamento, otros familiares míos (que no reconozco) discutían sobre unos negocios familiares. Creo que uno de ellos, era uno de los sobrinos que le debe plata a una de mis tías; la otra (tía mía) es su mamá.

Mi hermana tiraba una botella de Coca Cola de colección (muy linda, redonda, edición limitada) porque estaba vencida.

Mamá tardaba horas en poder estacionar su auto en una de las veredas de la plaza de Villa del Parque. Yo me desesperaba. En la plaza, había una feria.

No se si fue en este sueño o en otro, pero uno, que era muy amigo mío, y del cual estuve enamorada durante muchos años, creyendo que era el amor de mi vida, aceptaba que en un almacén de barrio, (de esos con jamones colgados y pilas de latas, de cuando las galletitas no se vendían en paquete, con un agujero con papel celofán por el que podías espiar las bocas de dama bañadas en chocolate, las pepitas, los anillitos de colores), le dieran un vale para lavar su auto, en lugar de una botella de bebida. Sigue siendo un pelotudo: de qué carajo me sirve ese vale (que se parece más a un boleto de calesita) para el lavadero cuando muero de sed y lo único que necesito es agua. Acaso no sabés que siempre temí morirme de sed. Qué bien hice en desenamorarme de él de la noche a la mañana. Y además ese vale no nos sirve para nada: yo nunca tuve auto y vos acabás de venderlo.

Intimidad

A ella se la puede conocer............por lo que subraya en los libros que lee, también se la puede conocer.

Y que lean lo que ella resalta, en los renglones que se come en épocas de bulimia literaria (y sed de letras) , siente que es un poco como que la vean desnuda, que la escuchen llorar, que la espíen cuando habla sola...........

Contraste

No es lo mismo caminar allá: el silencio, el aire puro, los pajaritos; que acá: el ruido de los autos, el humo, las bocinas..........

lunes, 20 de agosto de 2007

Conclusión

A veces el amor, no tiene remedio.

Enfrentar a la tristeza

No es bueno hacerle frente a la tristeza, escudándote con una botella de licor. Porque es de vidrio. Y se rompe. Y quedás despojada de protección. Y después..............después es mucho peor.

Y la que se rompe, sos vos.

Despecho

Sabés que te merecés vos? Una estudiante "para contadora". Por qué "para" (contadora)? Yo no digo: "estudio para abogada", o "estudio para ingeniera". Se dice: estudio abogacía o estudio ingeniería.

Teñida de rubio, con blusas de seda color rosa viejo, con bordados absurdos (y en letra de caligrafía) en el mismo tono. Sandalias blancas, con taco ancho (especialmente ordinarias) con medias con bombacha con costura. Eso que queda tan mal y da tan frígida (medias de nylon, con sandalias, si son con costura, peor). Debiera llamarse Gabriela o Cinthia (así, con "th") y en la intimidad, sorprenderte con conjuntos de gasa y encaje de mala calidad, en un rojo sin pasión, bombacha con tiritas que se coloca bien arriba de las caderas, como las vedettes de las películas de antes, corpiño con aro, sintético, de esos que se venden por catálogo y que seguro ella le compró a la esposa del señor de seguridad que trabaja en el estudio en el que se entrena, por medio de una pasantía, "para contadora".

Vos te merecés eso, y cosas mucho peores.

Pero no a mi.

domingo, 19 de agosto de 2007

Felices los niños

En la casa de la abuela estábamos mamá, mi hermana, el que en ese momento era mi novio, y yo. Comíamos.

Sonaba el teléfono y atendía él. Al cortar decía _"no era nadie". Se reía, como se ríen los estúpidos que mienten cuando se traen algo entre manos. Yo no le creía. Iba resuelta hacia el aparato de teléfono, que además era un fax con visor, y veía el número del cuál habían llamado: 4904-0404. Decidí llamar yo a ese lugar para averiguar quién era y qué quería. Se escuchaba una voz grabada: "Usted se ha comunicado con la fundación felices los niños"...............Mientras apoyaba el tubo del aparato, absorta, pensando en cómo sería la felicidad de esos niños, por la ventana de la cocina veía pasar a Laurita, la hija de Pitu, la vecina de la otra cuadra. Doce años y un cuerpo de mujer: caderas, espaldas, pechos, todo grande. Tan bien desarrollada y yo con mis
veintiún años, parecía de catorce. ¿No te das cuenta de que ya pasaste los veinte y todavía tenés cuerpo de nena?, me decía, me criticaba, se enojaba, él, el que era mi novio. Y se reía, con esa risa igual de estúpida de cuando atendía el teléfono y mentía: "no era nadie".

Yo llamaba a emergencias, a un lugar de ayuda para animales, porque mi perra, (que estaba encarnada en la que era, muchos años antes, la de mi abuela), "hace horas que no come, mi perrita, la Yapa, no comió más señor", le decía yo desconsolada, a la persona que atendía a la madrugada urgencias caninas.

Felices los niños.
Infancia.
Felicidad?

La Yapa, "que no comió más".
Y vos, qué comes? Lo que sobra, lo que te dan de más. Como premio o como lástima?

Laurita no tenía esos problemas. Ni ese físico tan característico de las que se suicidan (de manera encubierta).

La mentira.
La desconfianza.

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ese paraíso soñado. Y por suerte o por desgracia, perdido.

sábado, 18 de agosto de 2007

Ella y los nombres III

De varón le gustaban los nombres Gastón, Federico.............Gastón era su pez, Federico, su gato. Algunos se indignaban con ella: _¿por qué les pones nombres de personas?. Pero eran esas mismas personas, las que llamaban a sus hijos, Violeta o Jazmín, que son nombres de flores. Los llamaban Azul, Rosa o Celeste, que son nombres de colores. O directamente, y lo que es peor, León o Paloma, que son animales. Cómo podían molestarse por su pez Gastón o por su gato Federico, se preguntaba ella.

jueves, 16 de agosto de 2007

La loca (?) del bar de la calle Boulogne Sur Mer

Ocupa una mesa de dos, pero esta sola. Yo también estoy sola, pero ocupo una mesa de cuatro. (Miro a mi alrededor, por ahora, sobran algunas mesas, nadie me dice nada, si me lo llegan a pedir, me cambio a una más chica).

Tiene mal aspecto. El pelo atado de manera desprolija en una cola que había sido alta y que ahora le rosa el cuello de la camisa, blanca, semi desabrochada. Unos mechones de lo que habría sido un flequillo, caen deliberadamente sobre su frente. Esos pelos sueltos me molestaban a mi, en sus ojos, al punto de tener que entrecerrar los míos y hacer gestos con la manos para quitármelos de mi cara. De la suya.

Habla con alguien a quién no tiene enfrente. Mientras toma, haciendo ruido, lo que queda del café que pidió (que ya debe estar frío), en ese pocillo manchado (no entendés cómo no se les ocurre, cada tanto, ponerlos en un tacho con lavandina). Le deja el rogue marcado. (Detestás eso).

Fuma. La prueba de que ya se fumó varios cigarrillos antes, está en ese cenicero que rebalsa de colillas y cenizas (nadie se lo cambia por uno limpio). Cuando el médico me pregunta si fumo y le digo si: un cigarrillo cada dos o tres semanas, o paso tres meses sin fumar, prendo algún otro, y de nuevo, nada por otras semanas más, él me dice: "señorita, eso no es fumar".

_"Agárrenla a esa puta reventada. Quién es acaso esa periodista?, le dice a su interlocutor invisible (al menos para nosotros, ella lo mira...........volvés a mirar, acaso hay alguien sentado ahí, frente a ella............. a los ojos lo mira). Y termina su frase, sentenciando: _"Siempre cogió con un judío".

Pide la cuenta. Paga con un billete grande y deja el vuelto de propina (aunque el mozo no se dignó a cambiarle el cenicero lleno por uno limpio).

Se va cargando en una mano, carpetas de las que asoman, en un gesto de rebeldía, hojas. Rotas. Con la otra (mano) se abrocha los botones de la camisa. Se le ve la bombacha.

Yo paso una servilleta por el borde de mi taza, ahí justo a donde apoyo mis labios para tomar este cortado que no tiene "más leche que café", como pedí. Ruego que nadie la haya manchado con rogue antes.

Hablo con..................pensás que quizás ella hace mejor que vos, en hablar directamente en voz alta (con nadie) en lugar de pensar tanto en voz baja y atormentarse con pensamientos..........Pido la cuenta, (dejás solo el diez por ciento de propina "reglamentaria" sólo porque sos camarera y sabés cuanto se la espera).

Me paro. Agarro mis cuadernos. No me abrocho nada porque mi polera no tiene botones. (Además no usás camisas).
Chequeo que no se me vea la bombacha.
Y me voy.
Perdida entre mis pensamientos. (Encontrados).

martes, 14 de agosto de 2007

Buenos? Aires

Me aguantará otro (hombre), que no sepa cocinar? Que sea tan desequilibrada y llore (por todo)? Que chequee treinta (y dos) veces si cerré la puerta con llave, y mire fijamente durante diez minutos las llaves de las hornallas de la cocina, para corroborar que las cerré todas? Que le haga, tres, cinco o siete nudos, a la bolsa de basura cuando la saco a la calle porque "si o si", tiene que ser número impar (el nudo)?.................Que aunque salgamos a sólo tres cuadras de casa, lleve en mi cartera, barritas de cereal o bollitos de pan de salvado, "por si nos demoramos y me da hambre"?

Me dejará respirar otro (hombre), así? Tanto, que ya es demasiado, y entonces me asfixio o me ahogo, o no se cómo se le llama al exceso de aire que cuando a uno le entra, sentís también como si te faltara, y es tan grande la cantidad que uno:
se hincha
se infla
y explota
y estalla
y se rompe.
Chau.

lunes, 13 de agosto de 2007

Ella y los nombres II

Ella no entendía a la gente que decía que Soledad era un nombre triste......con lo que a ella le gustaba estar en "soledad". Además, habría que averiguar el significado de "Soledad", como nombre, pensaba. Por ahí quería decir algo lindo, como jardín, flores o algo de Dios, pero ella no lo sabía.

Soledad también le gustaba, pero si fuera para ella, elegiría Solitaria. Ese le gustaba más.

viernes, 10 de agosto de 2007

Pasiones (encontradas)

Y le fascinaba quedarse horas y horas observando a Gastón, su pez "peleador", que a falta de un compañero como él, desplegaba sus aletas frente al espejo que le habían colocado en la pecera, como no entendiendo que de esa manera, luchaba contra él mismo.

Ella antes también luchaba contra ella misma. Ahora no niega sus miserias, pero está más relajada, tratando de aceptarlas, de aprender a convivir con ellas.

Y le apasionan los peces, esa mariposas del agua.

jueves, 9 de agosto de 2007

Y un día despertás.....

......y descubrís que la migraña que te atormentaba desde hacían tres días, ya no está más.
Y sonreís frente al espejo, con una sonrisa que creías perdida para siempre, debajo de ese manto gris que cubría tu cerebro.
Y te relajás, y se te despeja el entrecejo.
Y respirás (nuevamente) .

Pero hoy no es ese día, y esta migraña sigue y sigue machacándote (machacándome). Y no podés entender como esa chica, flaca y desgarbada escribía "Diario de una Migraña", y era capaz de recibir en su casa a las cámaras de ese noticiero del mediodía y al notero que la entrevistaba para que ella contara cómo se sobrellevaba la vida en días así, migrañosos. Cómo podía escribir ese diario, recibir a esa gente, soportar las luces de las cámaras, si vos en días como esos, apenas lográs sobrevivir.

martes, 7 de agosto de 2007

Así funciono

Cuando descanso en la armonía del amor, desatiendo mi creatividad. Y se duerme.

Sólo la indiferencia del amor tormentoso despierta mi arte. Y lo potencia.

domingo, 5 de agosto de 2007

Ella y los nombres I

A ella le gustaba lo de los nombres. Hacía listas con nombres de hombre y de mujer, y las guardaba.

Hay nombres raros ahora, pensaba: Luana, Zoe, Uma, que se pusieron tan de moda. Y volvieron "los de antes": Catalina, Paulina, Antonio, Lucio. Esos nombres los usaba ella cuando, de chica, se disfrazaba y jugaba con su amiga Eloisa a ser señoras grandes, tías, abuelas.

Ella estaba contenta con sus dos nombres, aunque muchos le decían que, los dos juntos, sonaban a telenovela venezolana. No le molestaba, al contrario, "tengo nombre de culebrón", pensaba.

Ella estaba contenta con sus nombres, pero había uno que le encantaba, era Dolores. Pero sólo porque a las Dolores les decían Lola. Ahora directamente le gusta el nombre Lola, que claro, duele menos que Dolores.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Poesía ganadora

Con esta poesía (que escribí cuando tenía 14 años), gané una "Segunda Mención" en el primer concurso de literatura al que me presenté (cuando ya casi cumplía los 32).

"DESDE MI VENTANA"

Mirar por la ventana
es lo que me gusta hacer,
cuando me pongo el pijama
y empieza a anochecer.

Por una persiana entreabierta
entre la luz y la sombra
puedo espiar a los ángeles
mientras juegan a la ronda.

Ver a la luna jugar
a la mancha con las estrellas ,
piedra libre señor sol
detrás de la nube aquella.

El cielo azul y estrellado
me mira un poco intrigado,
cuando se pone molesto
lo miro y le hago un gesto.

Alguna que otra gotita,
se escurre sobre mi ventana,
todos se van a dormir
con un beso, hasta mañana.

Y al llegar la noche oscura
envuelta en papel de seda,
yo cierro mi ventana
y me voy para la cama.


Ana Carolina Galli
1989

lunes, 30 de julio de 2007

El campo en la ciudad

Voy en el colectivo, camino a Palermo. Pasa por Chacarita. Da mil vueltas, sólo le falta pasar por La Boca. Me enerva.
Termino bajándome en Juan B. Justo y no se qué, porque como casi siempre, me pasé. Reconozco la zona porque en ese sanatorio que esta ahí, detrás mío, (también) me hice estudios: de columna, de rodilla, de mano, (cuando me enrosque con la manija de mi propio bolso de viaje y caí encima mío y me la rompí). Tantas vueltas para terminar a veinte cuadras de mi casa; haber sabido, caminaba. Aunque no, con estas zapatillas un talle mas chico que mi pie, no puedo. Me duele hasta el cerebro. "Eso se llama juventud", me dijo una señora. Yo opino que comprarse zapatos , zapatillas, botas, chicas, aunque al ponértelas, te duela el alma, se llama ser bastante enferma, ("te hace mal, no entendés", me dice mi hermana, y si, tiene razón, es absolutamente nocivo).
Es que zapatos apenas más grandes que mi pie, me dan "zapatos de travesti" y "prefiero sufrir antes de que se vea grande"."Estás loca" , sentencia una chica muy om, en la casa de deportes, mientras yo me pruebo esas botas de lona (chicas) y ella, que tiene la cara despejada, la piel radiante, el pelo brilloso, su bebe en brazos, camina con unas que se ven mucho más cómodas que las que yo intento ponerme...............me da la sensación de que come muchas nueces, avellanas, pan integral con miel, hace yoga y medita ..............y coge.

Mirá la vaca, mirá la vaca!!! grita un mujer, enloquecida. Me asusta. Me pregunto a dónde mierda fuimos a parar. Acaso este colectivo que parece un juego de plaza (tan lleno de caños amarillos, verdes, altos, bajos, desniveles, recovecos, agarraderas como esas de las trepadoras y a las que encima, no llego) no iba a Palermo. Tantas vueltas da, y tan concentrada en abortar el dolor de mis pies (y de mi cerebro) estoy que no me di cuenta de que llegamos al campo. Plenas vacaciones de invierno, con tal de sacar a las fieras a tomar aire, cualquier cosa. En la esquina por la que pasamos hay una carnicería. Y una vaca. De madera, mal pintada, con un pasto, yuyo, quizás es apio, en la boca. Esa vaca no dice muuuhhhhh, ni da leche, ni respira.

Yo tampoco puedo respirar con este dolor de pies, en mi mente.

viernes, 27 de julio de 2007

Sueños para entender

Iba hasta la puerta de mi escuela primaria, en el presente, como soy yo ahora. Esperaba a que salieran los nenes del jardín de infantes y cuando todos se habían ido, enfrentaba a la directora con un tono más bien desafiante y le decía:_vengo a buscar mi historia.

Ella respondía (simulando no prestarme mucha atención), que me la iban a preparar.
Mientras tanto, entraba de la galería del colegio al hall interno, unos cajones con ruedas, como camillas bajas, muy precarias, en una madera que ni siquiera estaba barnizada, cuerpos que en realidad no se distinguía si eran gente muerta o muñecos de cera. Eran "personas" sin vida, inmóviles, duros, petrificados.............Pero sus ojos revoloteaban de un lado a otro, como queriendo ver (algo).

jueves, 26 de julio de 2007

Resultados

Descansás mejor. Y en tu silueta mental se reflejan las preocupaciones que te vas sacando de encima.

miércoles, 25 de julio de 2007

Sin filtro

qué vas a hacer de tu vida? como si vivir, "hacer esto", no fuera suficiente..........y además, qué es suficiente?; y también, qué es "EL amor de tu vida"? (de la mía)..........hoy es mi amor y es el amor que elijo hoy.............porque si cambia el clima, si nieva cuando hacían 18 años que no sucedía (18 u 89?), si pronostican sol y llueve como la puta madre; si ayer no te bajabas de unos tacos de ocho centímetros y medio, y hoy no te sacás las ojotas de goma (extra chatas)............si ayer el jean te gustaba apretado hasta que por favor pidiera basta, y hoy lo usás tres talles más grande; si antes usabas corpiños con: cuanto más encaje, aro, chirimbolo tuviera, mejor, y hoy andas con musculosas blancas, de morley, bien finitas, sin corpiño; si ayer te gustaba una música y hoy te avergüenza tener esos cd s; si antes, ese que escribe libros de autoayuda en Brasil te parecía genial y hoy te parece un ladrón (y un pelotudo); por qué el amor va a tener que ser uno solo y encima el de MI vida? es MI amor HOY, y mi vida es ni más ni menos (y únicamente) esto que tengo, hoy, ahora, en este preciso instante..........por lo tanto, si, debe ser el de MI vida........

tenía razón mi maestra de teatro cuando nos decía: uno no se enamora del otro, sino de lo que el otro genera en uno (como ese personaje de "El amor en los tiempos del cólera", que se sentía ligada a la vida (de él) por la gratitud inmensa de que la hubiera pervertido, y se lo decía una y otra vez: _Te adoro, porque me volviste puta)

y es verdad lo que dice Juan, también: que el camino es por donde elegimos ir

lunes, 23 de julio de 2007

Ella y sus sueños I

Ella soñó que era una muñeca de caja de música. Esas bailarinas diminutas y esqueléticas, con tutú de plástico y rodete amarillo. Con los brazos en alto, bien firmes. Infelices, bailando al ritmo de una melodía que ni siquiera escuchan. Ella se soñó muñeca: sin vida, de utilería. Y amaneció con el pecho oprimido, el corazón angustiado y sin aire.

viernes, 20 de julio de 2007

De madrugada

Recuerdo, con esta resaca de cucharas y cucharas de dulce de leche, el sueño de la casa de Devoto: Estábamos varios en la puerta del garage, abierto de par en par, como si fuera una feria americana casera, a la calle. (Ayer pasé por la puerta de la casa, me llamó la atención ver las "ventanitas" del portón tan bajas. Eran tres, son tres, alargadas. Cómo era que tenía que
esforzarme tanto para ver quién tocaba el timbre............me pregunto a dónde duerme el carmín de las puertas y los marcos de las ventanas, que caracterizaba a la casa, ahora que es toda color gris y amarillo)

(El té de boldo no es suficiente para este dolor, el hígado me duele en el cabeza). Ahí mismo abrazaba a mi abuela, que está muerta. Ella estaba contrariada. Me decía, mientras yo la protegía del frío con mi abrazo, que estaba preocupada, que "no sabía qué hacer ni para dónde ir con estos vientos que vienen y que van"..............yo trataba de consolarla. (No era como el sueño en el que ella se me presentaba en la municipalidad, muerta pero no fantasma, para decirme que estaba muy bien, y que por favor , "le avisara a mi mamá", mientras otra señora, que estaba esperando ser llamada para poder realizar su trámite decía horrorizada (y con el pelo atado en una colita, típico de los esperan por trámites en la municipalidad): _no le digas nada a tu mamá, le puede hacer muy mal).

Llegaba más gente a la puerta de la casa, a la puerta de la feria americana. Miraban como de costado, como sin querer mirar, los vestidos usados que estaban exhibidos. Eran casi todas mujeres, desconocidas para mi. (Yo no sabía si saludarlas o no. Estaba cansada, como me pasa en la vida sin sueños, de saludar a todos: a la que me recibe el carnet en la pileta, al que barre las escaleras, al guardavidas, al profesor que no me da clases a mí y que todo el tiempo hace "chistes" con doble sentido, al que sí me daba clases, a Gladys que ni siquiera la conozco debajo de su gorro y sus antiparras espejadas.............al de administración).

(Recuerdo, como me esforzaba en terminar de ver esa película que me parecía malísima. Cómo con el cerebro tomado por una migraña, la herida, tan tirante, las ganas de hacer pis y no poder, la panza inflada, como un globo, las caderas con moretones, y el miedo a lo que podía pasar, se hacía más dificil soportar a ese protagonista español, tan estúpido y la protagonista, fea, con pelo crispado, y esas máscaras de payasos que ocupaban toda la pantalla. En lugar de irme a dormir, y descansar y reponerme).

(¿Cómo irá a resolver la abuela el tema ese de "los vientos que vienen y que van"?)

viernes, 13 de julio de 2007

Malos humores

No soportás el más mínimo bullicio; apagás televisor y radio (no te gusta ni esa música ochentosa, ni los gritos que pegan los gordos de la tele cuando festejan que bajaron dos kilos novecientos gramos en una semana y que continúan en el programa). Pero empieza la vecina de arriba con sus llantos esquizofrénicos de cada día y te altera la paz que estabas intentando lograr. Por qué llora de tarde hoy, y no espera a la noche, como todos los días. No sos la única desequilibrada, pensás, y eso te tranquiliza.

Te irrita sobremanera que cada día, mamás, suegras, tías, amigos, pregunten hasta cuando te quedás en Buenos Aires, "qué vas a hacer de tu vida" (como si vivir no fuera "hacer algo") o a dónde pensás instalarte.

Estás intolerante y engordando, quizás sí, sea mejor subirse a un micro y partir. Ahora mismo.

miércoles, 11 de julio de 2007

Aquí y ahora

Más conectada entre el cielo y la tierra. Eso sólo se logra en el presente.

lunes, 9 de julio de 2007

Feriado polar (y nieve)

Cuando se te congelan así los dedos de los pies, y se te "mueren", no podés pensar, no podés avanzar. Como cuando no podés decir todo lo que sentís: se te (y te) estancan las palabras no dichas.

Mientras (los que sí pueden decir todo lo que tienen adentro) sacan fotos, se reúnen en las plazas a donde están los medios de televisión, saludan a las cámaras y juegan a tirarse bolas de nieve.

Los techos de las casas, los autos, los árboles, los caminos, todo, absolutamente blanco. Blanco, blanca, así querés tener tu mente pero sólo lo lograrás cuando tus pies vuelvan a ser tuyos y puedas seguir avanzando.

viernes, 29 de junio de 2007

Regresando

Te vas de Mendoza (hacia Buenos Aires) el viernes a la noche, pero "te empezás a ir" el jueves a la mañana: cuando tratás de no usar una remera más, así la llevás limpia y no agregás algo más a la bolsa de ropa sucia que siempre pesa más en ese estado, y ocupa más lugar. Cuando merendás con tomates perita, asi los terminás. Cuando querés un budín de verduras, pero te comés el último bife que quedaba en el freezer, con una pechuga de pollo, que estaba freezada también (y aunque no te guste mezclar carnes), así lo dejás sólo con las cubeteras (vacías). Te empezás a ir cuando hoy jueves, tocaba cambiar el toallón, pero lo usás un día más. Cuando las medias rojas rosas y amarillas (personalmente no son tan ridículas como lo que se lee), no te combinan con el sweater gris, pero ya guardaste las otras y las que sí te van con este polerón las guardás para el viaje (por algún motivo me esmero en estar presentable, aunque sea para viajar sentada en un micro, toda la noche).

Y así, aunque viajás el viernes (a la noche), te estresás (me estreso) desde el jueves a la mañana. Y el viaje parece de dos días, porque recién bajarás del micro el sábado por la mañana y podrás desarmar la valija el sábado..........al mediodía (entre que salís de la terminal, llegás a tu casa, saludás a tu familia, hacés el desayuno de rigor con ellos).......Me pone mal pensar cuánto tiempo estará mi ropa, mis botas negras de caña alta (que amo), mis cremas (si se destapará alguna y manchará el resto de las cosas), mi grabador de periodista al que a propósito le saqué las pilas para guardarlo, mis escritos, mis libros, en la valija cerrada a la fuerza.

Disfruto armar los bolsos, disfruto de los preparativos antes de irme a algún lado, lo tomo como "parte del viaje" (sean o no vacaciones). Pero al regresar, cuando todo debiera ser más fácil: guardás lo que trajiste, lo que encontrás en los placares, en los cajones, en el botiquín del baño, a mi se me complica. Me tensiono. Me pongo malhumorada. Se me oprime el pecho también.

Es que las despedidas, (me) duelen.

Último sueño (en Mendoza)

Anoche la que era mi cocina, (esta vez mucho más oscura) ensamblada con el comedor diario, convertida en una sala a donde se juzgaría a la mujer (ex mujer), de la alta sociedad, que fue asesinada en un country , después de (no se sabe bien), tener relaciones a la fuerza (o por propia voluntad, aunque un poco violentas).
Se la juzgaba a ella: si había sido una puta de aquellas, si era verdad que tenía más de quince amantes, o si le gustaba intercambiar parejas. Y no se buscaba al culpable, al que la estranguló con el lazo de su propia bata, (que imagino blanca, no sé si de toalla o de razo, pero me arriesgo más por este último material), con la que minutos antes, y sin sospechar que en minutos sería convertida en uno de los cadáveres más famosos de las noticias de los próximos meses, salió envuelta de la ducha.

Los abogados y los fiscales, huérfanos de justicia, con anteojos y trajes grises como sus cabelleras, sentados en largas filas de sillas, esas de madera, barnizadas, plegables, que usábamos para los cumpleaños, las navidades, y los cumpleaños o la navidad de algún vecino o familiar que las pedía prestadas.

De nuevo, más sueños para no olvidar, como era mi casa, sus sillas (las tenía olvidadas), sus rincones, su luz (y su oscuridad). Su entorno. Y cómo era yo, dentro de él.

miércoles, 27 de junio de 2007

Ella y ese amor V (Parte II)

Ella le agradecía a él los peces (esas mariposas del agua). Y la paz, de ese amor sin vueltas.

Ella y ese amor V

Ella estaba enamorada de él con su pelo y con sus pies. Fue la primera vez que no sintió mariposas en la panza, sino peces en el corazón.

domingo, 24 de junio de 2007

Sobre sueño de anoche

Tampoco recordaba las cortinas del único cuarto de la planta alta (de esa casa), que era el mío. Con esas cortinas (de seda, de gasa, de tul?) de tela finita y transparente. Blancas, con ribetes en rosa.
La cama de una plaza, con acolchado también rosa, y con volados. Bien centrada, y como debe ser: a un lado la biblioteca y al otro, la mesa de luz "vestida" con la misma tela de las cortinas.
El almohadón, enorme, en la cabecera (con su color rosa y sus volados, cómo no).

Subiendo la escalera de madera clara, que crujía con cada paso nuestro, con cada pie apoyado en sus escalones, como si quisiera decir algo y no pudiera...........o no supiera qué decir, vi el esquinero en el que, cuando no me olvidaba de regarla por semanas (y no se moría), había una planta.
Anoche ocupaba ese lugar mi chaleco blanco, pero cómo es posible, si no tengo chalecos blancos. Era el mío gris, convertido en inmaculado.

Abajo, mi mamá, con el pelo más largo, más flaca, más joven, con su polera de morley verde seco, sonreía como en las mejores fotos.

Llegaba una ex compañera mía de trabajo, que en realidad tiene el pelo corto, lacio, muy prolijo, y aparecida en mi noche, teñida hasta el hartazgo, con mechones florecidos y desparejos, (algunos le llegaban hasta las tetas, caídas), semi ondulado y aún mojado, daba un aspecto de mamá de cuartetero fallecido en accidente de tránsito. Yo le abría la puerta de calle y ella me abrazaba, conmovida hasta las lágrimas. Yo no entendía por qué.
Flaca, huesuda, ojerosa, demacrada, y cómo no, con los ojos (mal) delineados en verde y celeste que combinaban de manera espantosa con su pelo tan amarillo, su rouge nacarado y su ropa, rosa.

Mucho blanco, mucho rosa, mucho volado. Mucha quinceañera a punto de caer en la peor de las pesadillas. Despierta.

(Además, en algún momento:
Yo iba a cerrar las persianas del taller, estudio, consultorio, ex oficina, que daba a la calle. Desde la parada del 105, que estaba enfrente, policías rectos, erguidos, con panzas redondas y duras que sobresalían a través del cinturón ancho, y con bigotes impostados en un negro azabache, miraban hacia mi ventana).

Hoy

Veo canales exclusivos de moda y entrevistas a estrellas de Hollywood, adelgazadas a punto de parir, y no programas relacionados con el calentamiento global.
Compro la revista esa, que además te viene con un suplemento de decoración (gratis) y no el diario.
Le pongo manteca al pan, y azúcar a la naranja de ombligo, cortada en trozos medianos (ni muy grandes ni muy chicos). Y no agarro de la alacena la lata de lentejas que está atrás de todo, sino la que más a mano, aunque la otra venza primero.

Hoy:
más desestructurada
menos exigente
más permisiva.......

(aunque me cueste)

martes, 19 de junio de 2007

Entre texto

.........con frió, dolor de ovarios, los pies (y los hombros) congelados, las ojeras azules, la piel porosa y con ganas, muchas ganas de viajar hasta tus ojos, trepar por tus pestañas (tan largas) y quedarme a vivir en ellos, en ellas................MI lugar en el mundo

sábado, 16 de junio de 2007

Aquellos diarios del 2005

"Las Soledades de Babel " y "Para que no me Olvides", junto con un cd de lentos, que ni conozco pero me aseguré de que sean canciones para llorar, son los regalos que acabo de hacerme. No sé qué significan esos títulos: soledades y (para que no me) olvides. Olvido. Me sonaba a palabra negativa, en principio. Olvido: me olvidé (de vos, no te recuerdo, no te registro, quién sos?).
Aunque también puede tener connotaciones positivas: olvidar algo (y perdonar), olvidarme de cerrar la llave de paso del gas (y poder dormir igual), olvidarme de cerrar la puerta del patio (y encima olvidarme de sacar la llave, y dejarla puesta), olvidarme de anotar lo que tengo que hacer mañana y olvidar llamar a mi tía abuela la semana que pasó................olvidarme que tenía turno con la cosmetóloga, olvidarme de llevarle a Naty las últimas fotos que le saque a mi hermanito, aunque ella me rogó "Caro, por favor, no te las olvides".......................olvidarme de atarle los cordones a las zapatillas (para guardarlas) y olvidar ponerme la crema anticelulis, olvidar en el super comprar aceite (aunque había ido solo por eso).

Olvidarme de mis listas:
ir a trabajar
volver a casa (que pensaba acaso, quedarme en algún banco de plaza?)
bañarme (si, bañarme, como si después de correr una hora en la cinta podría olvidarme de pasar por la ducha)

Olvidarme de anotar en mis listas:
no estar tan pendiente de todo
no registrar todo hasta el último detalle
anotar: NO ANOTAR!!!

Olvidarme de eso, y muchas cosas más y no enojarme, sino reírme.

domingo, 10 de junio de 2007

Escrito el 8 de junio (aunque lo ingrese en el blog el 10)

Catarata de pensamientos (admito, un tanto negativos):
Estoy sola en el negocio y temo desbordarme. No es que pida que no entre gente, sólo pido que entre de a poco..........de nuevo: no desbordarme; y si eso me pasa (si me desbordo) no entrar en pánico. Inmediatamente cuando temo por cosas como estas, (tan triviales) viene a mi mente la imagen del sanatorio, de la cama ortopédica, del camillero, enfundado en ese verde ...........tan hospital..........la cofia, la bata esa, diminuta, que apenas me cubre. Sin derecho a llevar mi cruz de oro colgada en el pecho, ni los aros (si son chiquitos, casi insignificantes).........ni esmalte de uñas..........por si nos vamos......... para evitarle a los funerarios tener que sacarnos los colgantes, los aritos, etc.........acaso no puedo ir así a la tierra, al nicho, a las cenizas si es que eso se decide?

Ojala fuera una dietética, despachar nueces, cien gramos de pasas de uva (rubias o morochas?), granola, cereales, algún que otro té saborizado o hiervas para adelgazar; o un negocio de ropa, eso sí que me gusta, la ropa, la moda.............zapatos no.......... bah, si , son mi debilidad pero ni loca me gustaría venderlos, eso de andar viéndole los pies a otros, con lo que a mi me cuesta mostrar las medias (de poder mostrárselas al hombre que está conmigo depende que esa relación pueda continuar o no)..................

No, que me voy a hacer problema por si se llena el negocio de gente y no puedo manejarme sola, peor que eso es ir camino a un quirófano en el que estarás abierta al medio, con las piernas abiertas, los brazos en cruz, atados, una sonda (hacemos pis anestesiados? no sabia).........peor es eso y peores son tantas cosas más.

Escribo y me doy cuenta de qué fecha es hoy: 8 de junio. Hoy se cumplen un año y cuatro meses de mi cirugía de columna. No me había percatado. Pensamientos (negativos?) que nos visitan algunos aniversarios, sin que nosotros seamos conscientes, para recordarnos algunas cosas, para poder después diferenciar qué realmente importa (y qué no tanto).

martes, 5 de junio de 2007

Lo escribió Seba/s

Mi tía Mirta, tiene un lunar en la cara, como todas las Mirta que son tías. O como las que se llaman Porota, que también, tienen lunares grandes y marrones (a veces con pelo, otras sin pelo) en la cara..............se pintan mucho los labios (con colores nacarados que no están a la moda, y llaman al maquillaje "pinturas", dicen "pintalabios" y no rouge, "colorete" y no rubor....) usan aros grandes con clip, de esos que lastiman el lóbulo de la oreja, y colonias muy fuertes...y son esas personas que de chico te daba no se qué darles un beso.
Las tías Mirtas y Porotas, no hacen el amor, o al menos cuesta imaginárselas en ese acto.
Por lo general, tienen problemas de tiroides y son obsesivas con el tema de la limpieza y la higiene personal.
Hablan en diminutivo y con voz fuerte pero dulce.
Y además, siempre fueron gordas, o es imposible imaginárselas flacas.

lunes, 4 de junio de 2007

En viaje

Llegar en micro a Mendoza, cuando los pueblos todavía duermen.
Con el cielo turquesa. Con la luna llena, distraída, en lo alto, como pendiendo de un hilo.
Con frío en los pies, mucho calor en la cara y ganas de pararme.

domingo, 27 de mayo de 2007

Más sueños (para no olvidar)

Anoche dormí en la tierra de mi infancia (que es un poco, la tierra de mis sueños): acostada, totalmente atravesada entre el pasto y ese camino de lajas que iba desde la galería hasta la medianera del fondo.

En la pileta había poca agua, y podrida, como todos los inviernos. Albañiles, pintores y jardineros trabajaban rasqueteando no sé qué cosas y podando la enamorada del muro, que a pesar de ser atacada con esas tijeras grandes que parecen capaces de arrasar con todo lo que encuentran, se aferraba con más amor que nunca a su hombre de cemento.

Una canilla goteaba en la cocina (en qué cocina no pierde una canilla).

En unos de los cuartos de adelante estaban reunidos hombres de negocios, trajeados de gris y con portafolios negros. Y al lado de ellos, en otro cuarto, una actriz muy conocida y bonita se probaba vestidos largos de fiesta y zapatos con tacos altísimos y detalles en brillantes.

Volviendo "al fondo", después del camino de lajas, se llegaba a "la casita": la de los juguetes, los disfraces y los secretos. Ahí no me animé a entrar.

viernes, 25 de mayo de 2007

25 de mayo

Hoy, no fue para mí un "típico Día de la Patria" con:
visitas al Cabildo
escarapelas en el pecho
chocolate caliente
empanadas
pastelitos


A cambio:
mucha fiebre
tos
resfrío
dolor de cuerpo, de cabeza, de columna (cómo no)
agua mineral
exprimidos de naranja

galletitas de agua
arróz
antigripales alopáticos
globulitos homeopáticos rebajados en tres cuartos de vaso de agua: "tomar de a sorbos cada veinte minutos"


No estoy curada del todo pero el cóctel va dando sus frutos y ya tuve ganas de comer: buen síntoma (aunque muchos años de mi vida haya pensado lo contrario).

martes, 22 de mayo de 2007

Motivos

Para recordar (una vez más) que no se puede programar (absolutamente) nada.

Para ejercitar la paciencia.

Para conectarme más con mi arte.

Para estas cosas demoran, la burocracia y la (in)justicia mi viaje a Mendoza.

domingo, 20 de mayo de 2007

La vida es como te la tomás

Domingo a puro sol. Y este jugo de naranja exprimido, como una inyección de vida que va directo a mis venas.

Como las uvas: comprimidos de vitamina.

sábado, 12 de mayo de 2007

Zodíaco

A ella le molestaba que la gente le dijera: "se nota que sos de acuario, porque te gusta nadar". Y más le molestaba tener que estar explicando que acuario no era un signo de agua, sino de aire. Eso sí tenía sentido: a ella le gustaba volar.

lunes, 7 de mayo de 2007

El pasado en mis sueños

Soñé con cosas del pasado: la casa de mi abuela materna, tal cuál era cuando yo era chica y antes de que la división de la herencia y los albañiles y arquitectos arrasaran con las relaciones entre hermanos y los cimientos de esa casa que ya no es la misma pero que igual vive en algunas cosas como la heladera que era de los abuelos y que sigue ahí, enfriando nuestros corazones; a través de alguna escoba que quedó de esa época y que hoy barre los pisos nuevos; a través del placard del baño en el que la abuela guardaba los miles de frascos de cremas, productos para el pelo, jabones, con los que yo podía pasar mas de dos horas encerrada, jugando a que tenía una perfumería.

Cómo es posible que uno no recuerda cosas y en los sueños se nos manifiestan contundentes, hasta con los más mínimos detalles: el dibujo del empapelado del living, con las rasgaduras exactamente a dónde sí, al despertar, recuerdo que estaban. El rosario ese grande que colgaba de la cabecera de la cama. Hasta cosas inmateriales, como el perfume que salía del cajón de la mesa de luz a donde ella guardaba sus pañuelos, nos acerca en el sueño un recuerdo de esa infancia que también, y aunque anestesiada en la conciencia, despierta y vive en algún remoto lugar del inconsciente.


En el sueño, yo le compraba a mi prima, la parte de arriba de unas medias con bombacha. Ella había cortado un par de medias de nylon, color piel, (me resultan totalmente desagradables por como aprietan en la cintura, piernas y caderas; por el color: piel; y por la textura: el nylon, que no te deja respirar ni deja que tu piel lo haga). Me lo cobraba cincuenta pesos. Era una media destruida, ni más ni menos, pero el que estuviera rota y gastada lo hacía cool y yo pagaba por eso.

El resto de los habitantes de mi sueño, eran comensales sentados en una gran mesa familiar que estaba en el living. Mientras tanto, yo, frente al espejo del cuarto de mi abuela, me probaba ese short (roto, feo, caro, ridículo) que me había vendido mi prima y corroboraba cuán flacas estaban mis piernas.

jueves, 3 de mayo de 2007

Ella y ese amor (que ya pasó)

Ella creía que algunas cosas que le pasaban, que sentía, iban a ser de por vida. Y convencida, le dijo a el:


"Estoy enamorada de vos, con mi pelo, con mis pies y con mi corazón".


"Sos con quien quiero pasar las tardes de mi vida hasta que se enfríe el agua en la pava (sabés, agregó, que no me gusta usar termo porque a una prima mía se le rompió uno en el auto camino a San Clemente y se quemó toda la panza y le quedó una cicatriz muy fea) y el mate se lave".

"Siento, que a diferencia de los otros, de todos los anteriores, éste que siento por vos, es un amor sin miedos. Y sin máscaras".


Al tiempo, y de un día para el otro, (como siempre le sucedía) se daba cuenta de que todo era una ilusión, una "verdad efímera", y le dijo: "todo eso que te había dicho, ya se me pasó".

jueves, 26 de abril de 2007

Su flor preferida

Los jazmines no tienen espinas. Se dejan amar sin tabúes, pensó ella al respecto.
A ella le gustaría ser jazmín.

Además le gustan sobremanera los jazmines, por ese perfume inconfundible a navidad y esa magia que tienen de hacerlo todo más bello.

lunes, 23 de abril de 2007

Compatibilidades

A ella la tranquilizaba encontrar frasquitos de homeopatía y esponjas vegetales en botiquines y baños ajenos. Le parecía que eso era fundamental a la hora de entablar nuevos vínculos. Cosas como esas: frascos con globulitos, goteros con oligoelementos y esponjas de las que no son de nylon y en colores, eran más importantes que compartir el gusto por la literatura o hasta algunas creencias religiosas.