Ocupa una mesa de dos, pero esta sola. Yo también estoy sola, pero ocupo una mesa de cuatro. (Miro a mi alrededor, por ahora, sobran algunas mesas, nadie me dice nada, si me lo llegan a pedir, me cambio a una más chica).
Tiene mal aspecto. El pelo atado de manera desprolija en una cola que había sido alta y que ahora le rosa el cuello de la camisa, blanca, semi desabrochada. Unos mechones de lo que habría sido un flequillo, caen deliberadamente sobre su frente. Esos pelos sueltos me molestaban a mi, en sus ojos, al punto de tener que entrecerrar los míos y hacer gestos con la manos para quitármelos de mi cara. De la suya.
Habla con alguien a quién no tiene enfrente. Mientras toma, haciendo ruido, lo que queda del café que pidió (que ya debe estar frío), en ese pocillo manchado (no entendés cómo no se les ocurre, cada tanto, ponerlos en un tacho con lavandina). Le deja el rogue marcado. (Detestás eso).
Fuma. La prueba de que ya se fumó varios cigarrillos antes, está en ese cenicero que rebalsa de colillas y cenizas (nadie se lo cambia por uno limpio). Cuando el médico me pregunta si fumo y le digo si: un cigarrillo cada dos o tres semanas, o paso tres meses sin fumar, prendo algún otro, y de nuevo, nada por otras semanas más, él me dice: "señorita, eso no es fumar".
_"Agárrenla a esa puta reventada. Quién es acaso esa periodista?, le dice a su interlocutor invisible (al menos para nosotros, ella lo mira...........volvés a mirar, acaso hay alguien sentado ahí, frente a ella............. a los ojos lo mira). Y termina su frase, sentenciando: _"Siempre cogió con un judío".
Pide la cuenta. Paga con un billete grande y deja el vuelto de propina (aunque el mozo no se dignó a cambiarle el cenicero lleno por uno limpio).
Se va cargando en una mano, carpetas de las que asoman, en un gesto de rebeldía, hojas. Rotas. Con la otra (mano) se abrocha los botones de la camisa. Se le ve la bombacha.
Yo paso una servilleta por el borde de mi taza, ahí justo a donde apoyo mis labios para tomar este cortado que no tiene "más leche que café", como pedí. Ruego que nadie la haya manchado con rogue antes.
Hablo con..................pensás que quizás ella hace mejor que vos, en hablar directamente en voz alta (con nadie) en lugar de pensar tanto en voz baja y atormentarse con pensamientos..........Pido la cuenta, (dejás solo el diez por ciento de propina "reglamentaria" sólo porque sos camarera y sabés cuanto se la espera).
Me paro. Agarro mis cuadernos. No me abrocho nada porque mi polera no tiene botones. (Además no usás camisas).
Chequeo que no se me vea la bombacha.
Y me voy.
Perdida entre mis pensamientos. (Encontrados).