......y descubrís que la migraña que te atormentaba desde hacían tres días, ya no está más.
Y sonreís frente al espejo, con una sonrisa que creías perdida para siempre, debajo de ese manto gris que cubría tu cerebro.
Y te relajás, y se te despeja el entrecejo.
Y respirás (nuevamente) .
Pero hoy no es ese día, y esta migraña sigue y sigue machacándote (machacándome). Y no podés entender como esa chica, flaca y desgarbada escribía "Diario de una Migraña", y era capaz de recibir en su casa a las cámaras de ese noticiero del mediodía y al notero que la entrevistaba para que ella contara cómo se sobrellevaba la vida en días así, migrañosos. Cómo podía escribir ese diario, recibir a esa gente, soportar las luces de las cámaras, si vos en días como esos, apenas lográs sobrevivir.