lunes, 30 de junio de 2008

Rosarios, chorizos y barbie tropical

Encima tenés marido, Abril. Tenés ese pelo hermoso, largo hasta la cintura, como la barbie tropical que siempre quise (que siempre quise ser), pero en un castaño oscuro perfecto. Y marido. Un poco la odio por eso (y digo: perra); otro poco no. Porque yo no sirvo para estar en pareja, ir a comprar juntos las pastas los domingos, previa compra del diario en el puesto "de la otra cuadra". En todos los barrios hay un puesto en la otra cuadra.

Y no sirvo para ir a comer afuera y "compartimos los ravioles gordi y después vos me das la mitad de tu bife de chorizo", "bien a punto, jefe". Te hacés el amigo del mozo, lo llamás jefe y después, ni el dos por ciento de propina. Y a mi me da vergüenza, me desenamora, me pone más triste que los decorados de ATC argentinatelevisoracolor, o que recordar a Clarita, la de Heidi, en su silla de ruedas. Y me enoja más que los que saltan a la fama después de Gran Hermano o los pastores de Brasil que dan sermones por televisión pasada la medianoche. Te digo, prefiero que me digas que ya no me amás más.

A mi me gusta o comer ravioles o comer bife de chorizo. Y tiene que ser bife de chorizo. Chorizo nunca más, después de esa parrillada compartida en Mar del Plata: nos fuimos para recuperar la pareja. El día de sol más aburrido y nublado de mi vida. Los dos sentados en un banco de plaza , al lado de ese hotel tan reconocido, frente al mar, y mirá si ahora estuvieras acá, yo no podría compartirte ni un poquito de este arroz con leche que es, no te digo el paraíso, pero si el cielo.........aunque no sé qué rankea más alto. Con canela, me vuelvo loca. Cenamos afuera para festejar no se cuántos meses y algunas semanas, pedimos parrillada, me intoxiqué con el chorizo, me ajustaba mucho el jean, las botas esas eran altísimas y con el calor de las medias de nylon, me subía el chorizo al cuello. Pasamos por el hotel y vos: te querés quedar, si no vamos no me enojo, eh?, y yo: pero no, una vez que estamos acá, allá en capital no salimos nunca, vayamos igual. Y nos fuimos a bailar y zas, me desmayé y me levantaron como en los recitales, pasé medio como en otro mundo por encima de la gente, me tocaron mucho el culo (qué preferías, quedarte ahí tirada y que te pisaran todos. Y mirá, no sé, pero tantas manos en mi culo en tan pocos minutos, porque el tema es la cantidad de manos en tan pocos minutos). La pareja no la recuperamos jamás y yo durante cinco años no probé un chorizo.
Cinco años más tarde, en un cumpleaños de mi mamá, -yo estaba muy deprimida, trabajaba de noche y no veía nunca el sol y en el bar fumaban mucho y venía con ese olor en el pelo que encima no me crece como a Abril, ni es de barbie tropical castaña oscura- y me intoxiqué de nuevo. Y el médico: es evidente que usted no tiene que comer nunca más chorizo, señorita, con cara de compungido, como si me estuviera diciendo, usted no va a poder correr nunca más. Y además, si fueras profesional, no me preguntarías adelante de los invitados si tomo o no pastillas anticonceptivas. Y yo, pero bueno, pensé que aquella vez era psicológico porque como estaba en pareja, en Mar del Plata, como papá no quería que fuera y yo me hice la que me revelaba, pero no, no pude, pensaba en que él estaría enojado y. De nuevo, en San Bernardo, en la cena en la que festejamos el primer aniversario, ahi si, llegamos al año, llegué al año, con otro que no era el de Mar del Plata laciudadfeliz, comimos y cuando me fui sola a comprarte el regalo, (un perfume), me desmayé en la perfumería y no había celular y si me muero acá quién me rescata, mi papá tampoco quería que viniera con vos y todo tiene que ver con todo, porque parejas, aniversario, festejos, chorizo, pollo con papas fritas, desmayos, todas esas cosas que a mi me ponen tan pero tan mal, y novia fugitiva. Yo te lo avisé, cuando veas que me calzo mis nike running, es porque voy a salir corriendo.

Abril, yo no tengo el pelo tan largo, ni boxer de mi marido, ni marido, ni unas botas negras de Marc Jacobs, pero colecciono rosarios, en eso nos parecemos.
Son tan lindos los rosarios.

domingo, 29 de junio de 2008

Dramamine para volar y no llorar

El piloto está guapísimo, pero seguro, no le gustan las mujeres. Absolutamente sin ningún sentido intentar seducirlo, no lo mires más. Además con este andar cansino y esa sonrisa "colocada", consecuencia de las drogas para volar, dás lástima. Dejálo a él con su novio copiloto y vos ocupate de poner el bolso de mano en el portaequipaje sin golpear a la señora que ya duerme en el asiento LJ.

Esto se mueve como si estuviéramos sobre el empedrado y la voz en off de alguna persona de la tripulación que nos dice lo obvio: estamos sobre volando una zona de muy mal clima. Más Dramamine, se terminó el efecto del anterior. Siempre lo mismo, desde que padezco los viajes en avión, escala de emergencia en cada vuelo. Dos despegues, más dos aterrizajes, para ir a Cataratas. La chica casi se muere, no podía respirar, hacía ruidos raros con la boca. No avisó que tenía un bypass. Y Naty que le quería regalar su rosario porque eso trae suerte o algo así, y era ese rosario que se da en situaciones extremas, como el que Clarita le regaló a Yulai cuando me operaron a mi de la columna. No Naty, ahora no.

(Tenía cinco años y ya se vislumbraba el futuro pánico al aire: semana antes de mi primer viaje en avión, se cae uno sobre el Río de la Plata. Obviamente no quedó nadie con vida y yo accedí a irme a San Juan con papá sólo porque me juraron y me recontra juraron que el nuestro no pasaría por arriba del agua. No sé si me mintieron, o el avión se tuvo que desviar, pero yo me largué a llorar como en las novelas cuando vi una mancha grande, grande, marrón oscura, y un barquito sobre la mancha: era el río. Muchos años después supe que esas "gotitas" que me trajo la azafata y que me hicieron efecto tan rápido: "son excelentes papi, se me pasó de inmediato el dolor de panza", eran agua con azúcar. Que la inocencia te valga).

Regreso de USA. Yulai dice que lloro porque nos despedimos de la familia que queda allá, en el norte del continente. Yo digo que no, que no es por eso, sino que lloro porque me da miedo volar, o son las dos cosas, o , hay más Dramamine?. Picachu elonga en el asiento que está al lado nuestro, del otro lado del pasillo. Se cree que con esos ejercicios de mierda va a evitar una trombosis. Y adelante, la pareja esa que se acaba de conocer mientras hacían el check in: ella tiene ganas de subírsele arriba, y montarlo, y pasarle la lengua por el cuello, y chuparlo todo, mientras le agarra los pelos con las dos manos, y te acordás Yulai, que al ritmo de nuestras palmas pedimos sexo en las alturas, pero nada, ni un beso se dieron. Antes del segundo Dramamine escuché que ella le pedía a él su mail, (su mail, pudiendo cogértelo on board; aprovechá boluda, vos no tenés miedo como yo, no llorás como yo, no te gusta el piloto que no te mira, te terminás toda la cena con postre incluido, y café con bombones más tarde, y bebidas alcohólicas después, y no vomitás. Y te comiste también su flan?). Casi comenzaba a hacer efecto el tercer o cuarto Dramamine y otra voz en off, como en Una Voz en el Teléfono: "sepan disculpar las molestias pero un pasajero se siente muy mal y vamos a tener que aterrizar. De emergencia". Pero por qué no me anestesiarán para viajar. Si yo lo vi Yulai, se levanto, se secó la transpiración de la frente con el pañuelo de dos plazas y se cayó redondo al suelo, no podemos cambiar de avión, esto es yeta, no quieren darnos esa noticia pero el pobre tipo se murió, arriba del avión Yulai, me entendés? . Me enchufaron más Dramamine.

Quiero aterrizar, bajar las escaleras corriendo como en las películas, con los brazos abiertos y los pelos al viento, besar mi tierra, arrodillada sobre el asfalto caliente de la pista, que se me derrita el jean por el calor y se me agujereen las rodillas, no me importa nada. "Argentinamipaís": sin nail centers con sillones que te hacen masajes, sin Babana Republic, sin Roby Tuesday, sin Toys R Us. Sin papá, sin L., sin..............si al fin y al cabo, nos acostumbramos a todo.

sábado, 28 de junio de 2008

Partiendo

Me cuesta caminar por el andén la tarde previa a la partida. Como si mis zapatos tuvieran piedras atadas a los cordones y mi cuerpo pesara toneladas.
Entre estación y estación, tardamos un siglo y hay kilómetros de distancia.
La ensalada de la cena sabe a aceite, limón, sal y meses de ausencia.
Me duelen los últimos abrazos. Y tu respiración. Y tu risa.
Se me atraganta el helado de limón en las despedidas.

Confirmo que extrañar es morir un poco.

miércoles, 25 de junio de 2008

Optamox cada 8 horas

Sabés Yulai, que me pone mal de tomar el antibiótico a las cinco de la mañana, que después no puedo dormirme como hasta las seis y media, y a esa hora ya empieza el vecino de arriba que tiene bastantes años y algunos problemas de próstata, a hacer las tareas domésticas: lava los platos, pone el lavarropas, va al lavadero dos millones de veces en media hora y abre y cierra esa puerta y no te digo que no la abras pero ponele aceite porque a mi se me fusionan los cables y se me abomban los sueños:

La puerta de la casa de Devoto estaba abierta. La llave puesta en la cerradura. La ventana de la puerta, tenia el vidrio roto, astillado, como cuando lo rompen a propósito. Estaba como el del auto, te acordás cuando ibamos hacia Córdoba y papá estaba tan pero tan nervioso que aceleró y PUM, o PAM o bueno, ese ruido seco, que nos dejó a todos helados. Así quedó el vidrio. Igual esa vez papá se asustó tanto con la rotura del parabrisas que después pidió perdón por haberse alterado, y ellos dos hicieron las pases, y al final a la noche nos divertimos como locas en ese hotel y cuando las mucamas ya dormían, hasta pude bailar como Julio Bocca por los pasillos.

De adentro de la casa, salía un animal, mitad gato mitad perro, negro, yo por si acaso evitaba que pasara delante mio.Viste Yulai, que ya no me da miedo darle el salero en la mano a alguien, ni apoyar las carteras en el piso (tendremos lo que te hay que tener, y lo que no, no lo tendremos, pero no se nos ira por dejar nuestros bolsos en la cama o en el piso, qué ocurrencias son esas). Ya perdí el miedo a barrer de noche, y ahora logro pasar por debajo de una escalera sin tocarme la teta izquierda, gritando con las manos en alto: no me da miedo no casarme, no me da miedo no casarme!!!. Pero con el animal negro mitad gato mitad perro, no pude. Encima cuando me vio retroceder, se animó a opinar y hablando como el portero de la escuela de Señorita Maestra, me dijo: no estas tan curada de las supersticiones.

El matrimonio que compró esa casa, tenía un bebé de pecho cuando se mudaron. Hoy tienen dos hijos más y ese bebé que yo conocí, que gateaba entre los canastos de mimbre y las dos tortugas que les dejamos de regalo, tiene diez años más y algo de sobrepeso.

Llegaba a la casa una chica rosa, con traje de saco y pollera, rosa, en un auto rosa, carré rubio obvio; era Nazarena? Mientras yo barría un patio lleno de tierra y hojas, alguien ponía las camperas arriba de la rejilla, como si fueran a hacer un fogón. La chica rosa, nos sorprendía a todos y se sentaba en el piso alrededor de las camperas, como si en lugar de una barbie fuera un boy scout.

La culpa fue mia por no haber calculado bien las horas de las tomas. Tendría que haberlo estirado un poco, no sé, hasta las doce de la noche por ejemplo, asi al otro día me tocaba a las ocho de la mañana y no a las cinco, con el gallo. Digo con el vecino. Pero viste Yulai, que estaba tan mal, que quise empezar a tomarlo cuanto antes, porque hacía tiempo que no tenía tanta fiebre durante tantos días seguidos. Vos no te asustaste? A mi me dio como miedo de morirme, pensaba que se podía complicar el cuadro y de un enfriamiento pasaba a una bronquitis, y de eso a una basurita en el ojo, y chau, si te he visto no me acuerdo. Daba todo para una despedida perfecta: papá y L. en el país y yo con mis barreras L Casei Defensis para protegerme del resto y al final, siempre desde el dolor, desde la enfermedad, nunca un "no porque no", (carajo).

Podés explicarme cómo hacés para olvidarte de algunos cumpleaños, comer sandwiches de queso a cualquier hora y dormite temprano?. Y además, no te preguntás cuándo fue que Coca perdió la cordura y empezó a salir a la calle con pantuflas de peluche.

sábado, 14 de junio de 2008

Sueño de locos

Así que sos tan taradita, tan desubicada, tan infradotada y anormal, que me provocás estas ganas incontrolables de pegarte cachetazos con la espatulita esa que había en la casa "Los Cuatro Encantos", que alquilábamos todos los veranos en Uruguay, y que servía para matar moscas.

Y encima noche en la casa de V. y R. el día del casamiento de ellos dos, en el que él, antes de salir para el registro civil, cuando mamá llamó para hablar una última vez con la esposa antes de casarse, osea, con la novia, él le dijo: te paso con L., y llamó a su nueva futura mujer por el nombre de la ex esposa, cosa jodida si las hay, o graciosa, o para analizar, o creo que si te pasa conmigo, te mato o me río, porque en el fondo, a quién no le pasó.

Papá intentaba dar una conferencia de prensa en el medio de la fiesta, para explicar por qué no había mandado a hacer el respaldo de la cama: y claro, un arquitecto que te quiere cobrar veinticinco mil dólares más por una cabecera, es obvio, "se te va mucho del presupuesto".
Ese olor a rodajas de calabaza al horno con queso derretido por arriba, asado y verduras al vapor. Los parrilleros con uniformes negros y delantales y gorros blancos, gordos, semi calvos, miraban desde el otro lado de la mesa, mientras con una mano cortaban el vacío, se chupaban uno a uno los dedos de la otra, mientras me miraban a mi, que estaba subida a mi elíptico, con calzas negras y top lila y gris, que me trajo S. de Nueva York. Con unos lentes de sol más grandes que su cara, F. paseaba a su gata amarilla con lunares rojos, en el jardín de la casa de Devoto. Cosa de yo, cosas de locos.

No sabés (y ni te podés imaginar), la cantidad de golpes, y de qué calidad, que es lo más importante, te daría con esa cosa amarilla con mango flexible.

Decisión inconsciente

Soñé con una novia de mi papá, disfrazada del jorobado de París, y conmigo misma en un casting de publicidad de no sé qué cosa, vestida con la ropa del Colón que usamos en Carmen, miraba a la cámara y decía: "el futuro es hoy".

jueves, 12 de junio de 2008

Confesiones II

Cómo pude caminar por mi barrio tomada de tu mano. Cómo pude dejar que miraras mientras yo me pesaba en esa farmacia de la esquina que tiene balanza digital. Cómo pude ponerme un vestido blanco tan hermoso y transparente, un día que nos juntamos a tomar exprimidos de naranja y ver fotos de tus cuadros y radiografías de mi columna.
Cómo pude sentarme en esa esquina con vos. Besarte en esa esquina.

Y además, no "estaban riquísimos los bombones que me regalaste para mi cumpleaños". Sinceramente, los comí porque estaba borracha y cuando abrí la puertita del mueble, esa en la que guardamos los dulces, encontré esa caja dorada, con moño naranja, tan de la época del té con limón de mi tía Mary, que después de ver ese espectáculo, tenía dos opciones: seguir tomando vino o comer los bombones. Decidí dejar el vino, por lo tanto..........bombones. Sabé que en esa panadería tan reconocida a donde los compraste, tendrán: los mejores pastelistos del 25 de mayo, según Yulais; según mi mamá, las mejores palmeritas que le compra a su novio todos los sábados para comer con el mate antes de irse a bailar a la milonga; y tendrán la mejor, no sé cómo se llama esa cosa redonda, como "acaracolada", con pasas de uva que le gusta a mi tía L. pero los bombones, mi amor............mentira que "estaban tan ricos que hasta mi hermana comió, no dejamos ni uno, y mamá, no sabés gordito, se chupaba los dedos". No, no nos gustaron. Eran feos. Yo te dije todo eso para quedar bien, para que no te sintieras mal, para..............para qué???????. Me pregunto una y mil veces, para qué? Si cuando tuviste que rechazarme una barrita de cereal porque "eso yo no como ni loco porque tiene aceite hidrogenado", no tuviste reparos en hacerlo. Aceite hidrogenado, pero por favor................ y tomás pastillas azules mezcladas con alcohol, acaso no sabés que eso es mortal? Gente grande.

It's my life

Acuario, 12 de junio de 2008, horóscopo:
Bienestar: No permitas que nadie ose cuestionar tus elecciones de vida. Si estás seguro de lo que quieres, no dudes en seguir por esta senda.
Osar: "hacer una cosa con audacia o atrevimiento". Eso, que nadie se atreva.
"Si estás seguro de lo que querés"..................
Si quiero, camino abajo de la lluvia comiendo almendras.
Si quiero, uso una remera que dice Victoria así todos piensan que ése es mi nombre.
Si quiero, no sonrío al entrar porque "me están filmando".
Si quiero, te quiero.
Si, quiero.

domingo, 1 de junio de 2008

De qué hablamos cuando hablamos de amor

A_ Viste Yulai, que en el ascensor, al lado del cartel, "Sábado 9 horas, desinfección", hay otro que dice: "alguien ha perdido un fantasía?". Super místico, super om, no te parece?

Y_ No creo, perder una cadenita no me parece muy are krishna. La tiene Tere, la del tercero, es una dorada me dijo, es tuya?

A_Ah, se trataba de una cadenita?

Y por qué seguís teniendo pinchada en el corcho de tu cuarto, una foto de la Mujer Maravilla?. No era que ahora te habías sacado el pantalón blanco con el que llamabas la atención porque se te marcaba tanto el culo, y querías ser un pez?
Bueno, pero ella es tan great, tan, doy vueltas y me convierto en heroína, tan que a la mañana cuando abro los ojos y la veo desde mi cama, así, con los puños cerrados, como diciendo "yo tengo el poder", siento que me llevo el mundo por delante, que me como la vida. Entre eso y el ejercicio del Pentágono que me mandó a hacer Sergio: "tenaz me afirmo en la existencia, segura recorro el sendero de la vida................" bueno, hace unos días que no lo hago pero lo tengo ahí, agarrado al marco de la puerta con el imán con forma de vaca que me dieron como souvenir en el cumple de F. Decí que es algo útil, porque si no, por el simple hecho de ser un souvenir, lo daba por "olvidado" en el tacho de basura que está al lado de la parada del colectivo. Qué frío hacía ese día, y yo esperando que fuera noviembre para estrenarme las chatas plateadas que compré con tanto fervor y después me resultaron tan espantosas, tan de "señora que se junta en Aromi a tomar el té con sus amigas de yoga", que al final, las vendí. Aunque no fue fervor, fue esa tarde post charla con S. sobre mi relación con Rey, y eso que me lo tengo dicho mil veces, no hables más de eso, porque te quedás mal, down, sin ánimo de pedir una pizza a domicilio porque no tenés fuerzas ni para bajar a recibirla y al final terminás comiendo aceitunas negras sin carozo y un plato de sopa bajado del freezer. Fueron las plateadas y las azules con moño, la vergüenza hecha calzado. Después me deshice de las dos.

Y no soñás un poco con que el día en que él gane un premio, te lo dedique, con la estatuilla en alto en una mano, y mirándote desde la tarima, con los ojos llorosos por la emoción, diciendo: esto es para Anita, mi mujer, que es una leona y con Anita la vida es divina, porque ella es lo más.

Y, un poco si.
Pero vos decís que yo le diga todo esto que siento?

No, para qué, si mañana se te pasa todo. Además, vos te escapaste a lo Letu Bredice.

Si, tenés razón. Pero a mi él me defraudó con lo de la sinceridad y la paz de esta relación, y tantas horas hablando por teléfono o en bares, sobre el ser honestos y directos, y me ocultó eso de la esposa del conductor. Y ya sé que no lo hizo tipo secreto o por maldad, sino porque no tenía huevos para desandar lo que había dicho, haciéndose medio el boludo, como si estuviera preguntando algo sin importancia, con cara de gordita, vos le ponés azúcar o edulcorante al café, que no sé si no es peor que querer ocultármelo. Y yo estaba con mi poncho marrón y las botas que me apretaban, y esa cara de desgraciada de domingo mal dormido, afuera, esperando que terminaran las fotos, para después irnos a comer y al final se me cerró el estómago, porque me sentía tan estúpida y traicionada, y viste que a mi eso de la traición y la incoherencia, me pone tan mal como los restos de Mendicrim en el frasco de mermelada o las migas negras de tostada quemada en el pan de manteca. Por Dios!

Igual me porté muy bien, porque al otro día ya no estaba triste sino enojada y tenía ganas de irme del bar con el chico ese que me vino a buscar, y mientras yo barría y fajinaba las copas, él pasaba buena música, y por momentos nos mirábamos y sonreíamos y nos entendíamos y sabíamos que estaba todo dicho. Y nos fuimos en su auto, nada más me llevó hasta mi casa, y fui fiel, o tarada, quién sabe, y no le di ni un beso, y eso que fue difícil resistirme. Como cuando vos dejás en la mesada la espátula con restos de chocolate de los brownies y no me dejás pasarle la lengua. No me puedo contener y cuando te das vuelta para ir a buscar la balanza, yo la chupo igual.
Al otro día lo dejé.

Al del bar?

No, al otro.

El del bar me fue a buscar mil noches más. Y sin haberme vendido libritos sobre códigos de pareja, sin embargo, apoyaba los brazos en la barra con esa seguridad, y me decía: nena, yo a vos te banco a muerte con eso que me contaste ayer (porque yo le conté eso que a mi me pasó en la adolescencia). Y si, me fui con él a su casa, no te digo las mil noches que me fue a buscar, pero si novecientas noventa y siete. Pero al final, después de la cena romántica que me preparó el día ese que yo volvía del curso, con lluvia y mi mano izquierda enyesada, también me escapé. Es que yo no sé actuar en una cena romántica, no sé si con el tema lento que suena de fondo hay que bailar y besarse apasionadamente, comer mientras bailamos, bailar mientras comemos, mirarlo con ojos de enamorada mientras él come papas al horno y yo me saco las zapatillas que se me mojaron cuando al bajarme del auto metí el pie en la zanja.
Pero igual no éramos el uno para el otro, porque él quería que yo usara tacos altos y jeans ajustados, y viste Yulai que y no soy una chica By Deep calce profundo, yo soy más culottes con corazones de colores, y corpiños sin aro, y morley, y medias con dibujos de gatitos. Yo no soy una chica encaje rojo, entendés. Además se llamaba "feo" y ya sabés como pienso yo con respecto a eso.

Si, que no podés amarlos si no te gusta como se llaman.

Claro.

Así somos.

Si, así somos.

Me acompañás a comprar lechuga.

Un domingo, ni loca.

Y a Farmacity, a comprar packs de colaless por tres, ahora hay unos estampados hermosos, muy onda fin de semana en isla del tigre, muy es un día de sol y yo estoy super relajada y no pienso todo el tiempo en ayer ni quiero que me llames.

Tampoco.

Bueno, voy sola. Te traigo un Epa?

No, traeme Terma Limón light.

Ok. Si tardo es porque me metí en la Shell a leer los titulares de las revitas de chimentos. Viste que como no voy más a la depiladora, no tengo a dónde ver esas revistas. Y ni loca las compro. Esas no.

Ok.

Chau Yulais.

Chau.

Sueños varios

Una cosa es soñar con la casa de Devoto:
Con mi cuarto (arriba). Con un flete, que estacionaba sobre la vereda, llevándose por delante el cantero y el arbolito ese con el que jugábamos a ver quién descubría el primer brote de la primavera. Señores con uniformes azules, descargaban mi cama de madera de una plaza, (sin cajones abajo), la mesa de luz del juego de mis padres, que yo decidía dejar afuera, en el espacio que estaba entre el cuarto y la escalera, junto con las plantas que nunca fui capáz de alimentar. Támbién traían unos escritorios desconocidos para mi y un velador que no funcionaba. Yo decidía:_ no sirve, se tira. El cuarto quedaba atestado de cosas. Era mi cumpleaños y yo quería bañarme antes de que llegara el primer invitado, pero se estaba bañanado mi papá, que en esa época era hippie, con barba y pelo largo, camisolas y pantalones blancos, sandalias de cuero compradas en la feria artesanal de Parque Centenario o Plaza Francia o en el país de no me acuerdo. Y después lo haría mi mamá, y, cómo se te ocurre ponerle maicena a los zapatos abuela, o llevar agua en la cartera en un envase de crema Hinds para manos.

Y otra cosa es que Pancho se aparezca en tu noche:
Titular del noticiero del mediodía: "Así fue como Papi nos salvó la vida". Y trataba de cómo Pancho Ibañez rescataba a dos adolescentes (un chico y una chica, como escapando de sus padres en una canción de Sabina), cuando un policía estaba por matarlos porque habían pasado un semáforo en rojo subidos a su moto. Pancho, se subía a la misma moto con la que los chicos habían cometido la infracción y manejaba con mucho viento en la cara, con los ojos entrecerrados porque no tenía ni lentes, ni antiparras, con su traje gris, como siempre, con ellos sentados atrás, agarrados como podían, de su cintura. Se alejaron bastante de la zona del delito, y al llegar a un descampado, se bajaba, los miraba a los ojos con autoridad, y señalándolos con su dedo índice les decía: _ eso no se hace nunca más. Y además, "me" toman dos vasos de leche por día.

Y amanece, y yo sigo intentando averiguar quién tiene una senda peatonal para prestarme.