viernes, 20 de julio de 2007

De madrugada

Recuerdo, con esta resaca de cucharas y cucharas de dulce de leche, el sueño de la casa de Devoto: Estábamos varios en la puerta del garage, abierto de par en par, como si fuera una feria americana casera, a la calle. (Ayer pasé por la puerta de la casa, me llamó la atención ver las "ventanitas" del portón tan bajas. Eran tres, son tres, alargadas. Cómo era que tenía que
esforzarme tanto para ver quién tocaba el timbre............me pregunto a dónde duerme el carmín de las puertas y los marcos de las ventanas, que caracterizaba a la casa, ahora que es toda color gris y amarillo)

(El té de boldo no es suficiente para este dolor, el hígado me duele en el cabeza). Ahí mismo abrazaba a mi abuela, que está muerta. Ella estaba contrariada. Me decía, mientras yo la protegía del frío con mi abrazo, que estaba preocupada, que "no sabía qué hacer ni para dónde ir con estos vientos que vienen y que van"..............yo trataba de consolarla. (No era como el sueño en el que ella se me presentaba en la municipalidad, muerta pero no fantasma, para decirme que estaba muy bien, y que por favor , "le avisara a mi mamá", mientras otra señora, que estaba esperando ser llamada para poder realizar su trámite decía horrorizada (y con el pelo atado en una colita, típico de los esperan por trámites en la municipalidad): _no le digas nada a tu mamá, le puede hacer muy mal).

Llegaba más gente a la puerta de la casa, a la puerta de la feria americana. Miraban como de costado, como sin querer mirar, los vestidos usados que estaban exhibidos. Eran casi todas mujeres, desconocidas para mi. (Yo no sabía si saludarlas o no. Estaba cansada, como me pasa en la vida sin sueños, de saludar a todos: a la que me recibe el carnet en la pileta, al que barre las escaleras, al guardavidas, al profesor que no me da clases a mí y que todo el tiempo hace "chistes" con doble sentido, al que sí me daba clases, a Gladys que ni siquiera la conozco debajo de su gorro y sus antiparras espejadas.............al de administración).

(Recuerdo, como me esforzaba en terminar de ver esa película que me parecía malísima. Cómo con el cerebro tomado por una migraña, la herida, tan tirante, las ganas de hacer pis y no poder, la panza inflada, como un globo, las caderas con moretones, y el miedo a lo que podía pasar, se hacía más dificil soportar a ese protagonista español, tan estúpido y la protagonista, fea, con pelo crispado, y esas máscaras de payasos que ocupaban toda la pantalla. En lugar de irme a dormir, y descansar y reponerme).

(¿Cómo irá a resolver la abuela el tema ese de "los vientos que vienen y que van"?)