miércoles, 25 de junio de 2008

Optamox cada 8 horas

Sabés Yulai, que me pone mal de tomar el antibiótico a las cinco de la mañana, que después no puedo dormirme como hasta las seis y media, y a esa hora ya empieza el vecino de arriba que tiene bastantes años y algunos problemas de próstata, a hacer las tareas domésticas: lava los platos, pone el lavarropas, va al lavadero dos millones de veces en media hora y abre y cierra esa puerta y no te digo que no la abras pero ponele aceite porque a mi se me fusionan los cables y se me abomban los sueños:

La puerta de la casa de Devoto estaba abierta. La llave puesta en la cerradura. La ventana de la puerta, tenia el vidrio roto, astillado, como cuando lo rompen a propósito. Estaba como el del auto, te acordás cuando ibamos hacia Córdoba y papá estaba tan pero tan nervioso que aceleró y PUM, o PAM o bueno, ese ruido seco, que nos dejó a todos helados. Así quedó el vidrio. Igual esa vez papá se asustó tanto con la rotura del parabrisas que después pidió perdón por haberse alterado, y ellos dos hicieron las pases, y al final a la noche nos divertimos como locas en ese hotel y cuando las mucamas ya dormían, hasta pude bailar como Julio Bocca por los pasillos.

De adentro de la casa, salía un animal, mitad gato mitad perro, negro, yo por si acaso evitaba que pasara delante mio.Viste Yulai, que ya no me da miedo darle el salero en la mano a alguien, ni apoyar las carteras en el piso (tendremos lo que te hay que tener, y lo que no, no lo tendremos, pero no se nos ira por dejar nuestros bolsos en la cama o en el piso, qué ocurrencias son esas). Ya perdí el miedo a barrer de noche, y ahora logro pasar por debajo de una escalera sin tocarme la teta izquierda, gritando con las manos en alto: no me da miedo no casarme, no me da miedo no casarme!!!. Pero con el animal negro mitad gato mitad perro, no pude. Encima cuando me vio retroceder, se animó a opinar y hablando como el portero de la escuela de Señorita Maestra, me dijo: no estas tan curada de las supersticiones.

El matrimonio que compró esa casa, tenía un bebé de pecho cuando se mudaron. Hoy tienen dos hijos más y ese bebé que yo conocí, que gateaba entre los canastos de mimbre y las dos tortugas que les dejamos de regalo, tiene diez años más y algo de sobrepeso.

Llegaba a la casa una chica rosa, con traje de saco y pollera, rosa, en un auto rosa, carré rubio obvio; era Nazarena? Mientras yo barría un patio lleno de tierra y hojas, alguien ponía las camperas arriba de la rejilla, como si fueran a hacer un fogón. La chica rosa, nos sorprendía a todos y se sentaba en el piso alrededor de las camperas, como si en lugar de una barbie fuera un boy scout.

La culpa fue mia por no haber calculado bien las horas de las tomas. Tendría que haberlo estirado un poco, no sé, hasta las doce de la noche por ejemplo, asi al otro día me tocaba a las ocho de la mañana y no a las cinco, con el gallo. Digo con el vecino. Pero viste Yulai, que estaba tan mal, que quise empezar a tomarlo cuanto antes, porque hacía tiempo que no tenía tanta fiebre durante tantos días seguidos. Vos no te asustaste? A mi me dio como miedo de morirme, pensaba que se podía complicar el cuadro y de un enfriamiento pasaba a una bronquitis, y de eso a una basurita en el ojo, y chau, si te he visto no me acuerdo. Daba todo para una despedida perfecta: papá y L. en el país y yo con mis barreras L Casei Defensis para protegerme del resto y al final, siempre desde el dolor, desde la enfermedad, nunca un "no porque no", (carajo).

Podés explicarme cómo hacés para olvidarte de algunos cumpleaños, comer sandwiches de queso a cualquier hora y dormite temprano?. Y además, no te preguntás cuándo fue que Coca perdió la cordura y empezó a salir a la calle con pantuflas de peluche.