Cómo pude caminar por mi barrio tomada de tu mano. Cómo pude dejar que miraras mientras yo me pesaba en esa farmacia de la esquina que tiene balanza digital. Cómo pude ponerme un vestido blanco tan hermoso y transparente, un día que nos juntamos a tomar exprimidos de naranja y ver fotos de tus cuadros y radiografías de mi columna.
Cómo pude sentarme en esa esquina con vos. Besarte en esa esquina.
Y además, no "estaban riquísimos los bombones que me regalaste para mi cumpleaños". Sinceramente, los comí porque estaba borracha y cuando abrí la puertita del mueble, esa en la que guardamos los dulces, encontré esa caja dorada, con moño naranja, tan de la época del té con limón de mi tía Mary, que después de ver ese espectáculo, tenía dos opciones: seguir tomando vino o comer los bombones. Decidí dejar el vino, por lo tanto..........bombones. Sabé que en esa panadería tan reconocida a donde los compraste, tendrán: los mejores pastelistos del 25 de mayo, según Yulais; según mi mamá, las mejores palmeritas que le compra a su novio todos los sábados para comer con el mate antes de irse a bailar a la milonga; y tendrán la mejor, no sé cómo se llama esa cosa redonda, como "acaracolada", con pasas de uva que le gusta a mi tía L. pero los bombones, mi amor............mentira que "estaban tan ricos que hasta mi hermana comió, no dejamos ni uno, y mamá, no sabés gordito, se chupaba los dedos". No, no nos gustaron. Eran feos. Yo te dije todo eso para quedar bien, para que no te sintieras mal, para..............para qué???????. Me pregunto una y mil veces, para qué? Si cuando tuviste que rechazarme una barrita de cereal porque "eso yo no como ni loco porque tiene aceite hidrogenado", no tuviste reparos en hacerlo. Aceite hidrogenado, pero por favor................ y tomás pastillas azules mezcladas con alcohol, acaso no sabés que eso es mortal? Gente grande.