Escribir:
Extraño (de allá):
La cena compartida
Dormir de a dos
Amanecer con vos
puede que sea muy romántico o poético, pero sería mentira. O más que una mentira, sería "una verdad efímera", como lo es "el amor más desatinado y tenaz", según Gabriel García Márquez, en "Cien Años de Soledad".
Sinceramente prefiero comer sola, parada en la cocina, mientras abro la puerta del patio y saludo al día, mientras riego alguna planta o saco la ropa de la soga que ya se secó. Comer sola y ver en la tele lo que me gusta a mí, y no documentales de tortugas gigantes en extinción o películas de flechas, caballos y trajes de antes.
Dormir de a dos, mucho no me gusta. Después de dormir sola cinco años y en cama grande (y jamás haberla sentido fría) aún no me acostumbro mucho al abrazo y la cucharita.
Y amanecer con vos, (una vez que pude dormirme con alguien en la cama) puede que no sea tan terrible, siempre y cuando despiertes a la misma hora en que yo quiero hacerlo y no antes y destapándome o insultando al vecino porque toca la batería a las tres de la mañana. Yo seré una morsa, pero al vecino, te juro que no lo escucho. A mí me despertás vos cuando, a los gritos, te levantas a insultarlo.
Escribir que extraño esas cosas (la cena compartida, dormir de a dos, amanecer con vos), sería mentira, o mejor dicho, sería una verdad momentánea. Ya que eso me sucede a veces, alguna cena, alguna noche, algún amanecer.......... Igualmente eso tiene de bueno la escritura, que una vez plasmadas en el papel, las palabras se convierten en realidad. Son absolutas. Tienen la autoridad de hacer cierto eso que dicen o creen decir.
Eso sí, la esponjita de lavar los platos que hay en tu casa, definitivamente la extraño.