A ella le gusta dormise en el sillón, a su lado, mientras él mira alguna película repetida en la tele. No le molesta el ruido de las voces de esas vidas inventadas que salen por el parlante, ni las persecuciones en auto, ni los efectos especiales.
Lo mismo que cuando era chica y su mamá estudiaba por las noches. Ella le pedía especialmente (a su mamá) que le dejara la puerta de su cuarto entreabierta. Tampoco le molestaba el ruido de las hojas al pasar, ni el último grito de la luz que llegaba desde el comedor a donde su mamá prepara los exámenes.
Ella necesitaba constatar, de a momentos, entre voces de vidas inventadas, presecuciones en auto, efectos especiales, el pasar de las hojas, y el último grito de la luz que llegaba desde el comedor, que la vida continuaba mientras ella dormía. Que todo no moría ahí. Que cuando ella abriera los ojos, seguro un "mañana" la esperaba.