Bajo al Laverrap que queda enfrente de mi casa, con la ropa, sucia obvio, pero muy bien doblada. Las sábanas abajo de todo, más arriba los toallones, luego las toallas, y así en orden por "tamaño de prenda", cada una de las cosas que tenía para lavar. Pero sin bolsa. A mi la ropa al lavadero me gusta (y no es que no me molesta o no se me ocurre hacerlo de otra manera; es eso, que me gusta) llevarla sin bolsa. Me parece ridículo (entre tantas otras cosas que me parecen rídiculas) meter en una bolsa algo que a cuatro pisos abajo y veinte pasos adelante de mi departamento voy a desparramar en un canasto amarillo (a veces son de color naranja, otras, de color blanco).
La dueña del lavadero me dice, te puedo decir algo? y sin esperar a que yo respondiera que sí o que no, agrega: queda "tan pero tan feo" traer la ropa así, suelta.
¿Te puedo decir algo?, le pregunté, y sin esperar tampoco a que ella respondiera ni sí ni no, simplemente le dije: NO ME IMPORTA .
Pensar que hace "tanto pero tanto" tiempo, le miro ese pelo y me guardo las ganas de decirle que esos claritos le quedan "tan pero tan feos", sobre todas las cosas teniendo ese pelo "tan pero tan negro".
Todo esto mientras ella, totalmente ajena a mis pensamientos, llena el papelito con mi dirección, mi nombre y mi teléfono y pone abajo , con letra bien grande y como con bronca: "en concepto de lavado (coma) siete pesos".