lunes, 3 de marzo de 2008

Pena de amor

A veces, las penas de amor,
se te quedan atravesadas
en algún bombón de chocolate
con forma de hoja de árbol,
con forma de caracol,
relleno con menta
o con almendras

o se te quedan atravesadas
en algún turrón que quedó de navidad,
o año nuevo, quién sabe...
o en los merengues
que le ibas a poner
a esa torta que al final no hiciste

otras veces, las penas de amor
se te quedan atravesadas
en grisines de salvado sin sal
mojados en queso blanco entero,
(pero mucho queso blanco entero),
salado en demasía
y mucho más cremoso que el ligth

a veces, las penas de amor,
se te quedan atravesadas
en una copa de vino,
o en dos,
o en tres,
o en ya perdí la cuenta,
otras en copitas de licor de chocolate
o en algún cigarro de cherry o de vainilla, que en la última escapada a la montaña al final no te fumaste porque lo dejaste "para la guitarreada de la noche", pero el único que sabía tocar se quedó dormido porque había escalado hasta no sé qué pico y estaba exhausto; y los demás sólo sabían canciones tristes de fogón de séptimo grado, entonces decidiste que era mejor irte a esa cama incómoda de refugio de montaña, en la que tenés el techo tan cerca de tu cara que es como que sentís que un poco te falta el aire; y aunque no estás acostumbrada a esa vida comunitaria, te adaptás, porque "total es sólo por una noche", y te hacés "la mente abierta", pero en realidad extrañas tanto tu casa y tu baño, que al otro día a la mañana, querés desayunar e irte, por no decir, e irte rápido, por no decir, huir................

comés pan casero con manteca, te servís mate cocido con leche del termo verde que pierde por los costados y te tomás algo para los mareos y el vértigo; de nuevo, quién te manda a hacer aventuras de montaña cuando lo único que te mueve así de mucho es el mar...
agarrás las mochila, los guantes de lana, el gorro que te trajo tu hermana de salta, (qué cantidad de colores; en buenos aires no te lo ponés ni loca, uno de vacaciones hace cosas que "normalmente" no haría; uno no es normal en vacaciones?), preguntás a los que vinieron con vos si tienen todas sus cosas y sonreís: ya te volvés a tu casa, a tu baño, a tu cama, que tiene el techo bien lejos, te subís al auto y esperás, por fin, haberte liberado de esa pena de amor, habiéndola dejado en la nieve