Entro a un almacén, mini despensa, verdulería también, china. O coreana. Japonesa creo que seguro no es ("creo" que "seguro" no es..............¿creo o seguro?). Los que ponen estos bolichitos y venden muy barato son los chinos o los coreanos, los japoneses no. Atún $3.50 (el de marca, el que en todos lados es el más caro). _"Deme una lata, por favor".
Dentro del negocio, hay un hombre: gordo, alto, muy grandote. Ropa sucia. Él está sucio. Tiene pocos dientes, algunos de ellos, dorados. Afuera hay otro hombre, tanto o más grandote que el que está adentro, cerca mío. El chino (o el coreano) les habla. Los dos hombres (uno adentro y el otro afuera) se ríen. Dudo, no sé si se ríen CON él o DE él. Salen, entran, vuelven a salir. No sé si son proveedores de algo, pan, bebidas........... o ladrones. Son raros. Miran raro.
_"¿3.50?, deme dos, por favor". Si, mejor aprovecho y llevo dos. Por casa tan barato no lo consigo. Llevo dos, si me encanta el atún. Debieran venderlo en baldes de 5 kilos, como el helado.
Escucho hablar en italiano. ¿No era chino el bolichito? A esta altura ya no entiendo nada. Aunque vengo de misa y comulgué y eso me "satisface", tengo un hambre que casi no me deja ver. Me abriría una lata de atún ahora mismo. O las dos. ¿Tendrá abrelatas acá el chino?
El gordo, los gordos, me dan miedo. Sus contexturas físicas y sus dientes dorados, más miedo aún. Se siguen riendo. El chino, también se ríe. Imagino que por reírse no más, no creo que entienda muchas cosas más, que darme caramelos Sugus en lugar de las monedas de cinco o diez centavos que me corresponderían de vuelto.
A un costado del mostrador-heladera está la tele encendida. Ahí se ve y se escucha la RAI.