No hay colirio capaz de aliviar la pena de amor que hace unos días se me metió en los ojos.
(Y me nubla los días, y empaña los vidrios que rodean a mi corazón y dan al cielo de mi alma, que está tan opaco, y lluvioso, y húmedo, y me pinta la mirada de un gris melange que ni te explico).